Editorial

Desde dentro

Desde dentro

“Estamos entrampados, estamos presos”. Con tan dramáticas expresiones describe el panorama actual nada menos que el asesor industrial del Poder Ejecutivo como resultado de lo que define como triunfo de la corriente clientelista sobre la desarrollista en el esquema administrativo del Gobierno.

Si la situación es como la plantea el doctor Antonio Isa Conde las perspectivas para superar los problemas actuales y encauzar la nación por senderos más promisorios no pueden ser más inciertas, habida cuenta de que la politiquería y la irresponsabilidad la han colocado en un callejón sin salida.

Lo extraño, aunque se entienda que no quiera chocar con el Presidente de la República, es que el funcionario sitúe al jefe de la administración pública entre los partidarios de la corriente que favorece la aplicación de las leyes que se han aprobado para estimular la competitividad y cercenar el clientelismo político.

No puede ser que por la oposición de subalternos no se hayan podido aplicar leyes que incluso forman parte de convenios internacionales, como la de innovación y competitividad, aprobadas para estimular y mejorar el clima de inversiones en República Dominicana.

Conforme al esquema descrito por el asesor industrial la nación no hace más que girar en torno a un círculo vicioso en que el desarrollo de las fuerzas productivas como capital social ha sido suplantado por el interés político del momento. Y todo principalmente a causa de las diversas corrientes que dijo imperan en el Gobierno.

A pesar de lo brumoso del panorama, el ex presidente de la Asociación de Industriales de Herrera cree que algo se puede hacer y en ese sentido ha propuesto un programa mínimo de prioridades que comprometa a todos los sectores. Habría que ver si el Gobierno, renuente hasta ahora a mejorar la inversión social, comparte la sugerencia.

Porque la verdad es que desde la oposición y todos los sectores de la sociedad, incluyendo a los empresarios, favorecen, y así lo han planteado, que el Gobierno siquiera cumpla con las asignaciones establecidas por la ley para áreas tan fundamentales como la educativa.

Y ante la crisis financiera que azota Estados Unidos y que se ha propagado por el resto del planeta ha sido unánime el reclamo de medidas, entre las que figura un riguroso plan de austeridad, para evitar el menor daño posible a la economía. Pero el Gobierno no ha pasado de admitir, un tanto forzado por las circunstancias, que el fenómeno puede tocar a República Dominicana.

Pero que críticas tan contundentes y responsables como la de Isa Conde emanen desde las esferas del Ejecutivo reflejan las contradicciones y el profundo malestar que sacuden al Gobierno. Aún no haya muchas esperanzas, si algo ha de esperarse es que sirvan siquiera de reflexión para lo que se pueda en beneficio del país.

El Nacional

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