Reportajes

Desde Gueyler hasta…

Desde Gueyler hasta…

En un momento inesperado, el río recupera su curso original y la mujer el poder.

Primero fue colectora de plantas medicinales, después, gestora de la agricultura, más tarde Cleopatra y Nefertiti y ahora una buena franja de la geografía política latinoamericana.

El ámbito del más acendrado machismo, América Latina, es ahora el de las inocultables faldas.

La mujer inauguró en las horas tempranas de la humanidad, la agricultura y la colecta de plantas medicinales, de acuerdo a precisas informaciones científicas que se tienen.

Ya detrás de cada hombre de éxito (político o no) no hay una mujer.

Los roles están concurriendo a cambio y en las tablas actúan los rostros de Eva y sus circunstancias.

Para mortificación del superastro del músculo, cualquiera que éste sea, lo primero que tuvo organización en los primeros tiempos fue el matriarcado.

En él sólo los chicharrones de la feminidad dominaban el ambiente, como se dice entre los aztecas.

No hay una manera precisa de saber cómo era ese célebre y lejano matriarcado.

Pero debe haber operado con las leyes generales y las costumbres universales del uso del poder que dicen: si no lo usas lo pierdes. 

La cesión del gobierno, el fenómeno de la época, a las mujeres, es un reconocimiento implícito y generalizado de que ellas suelen ser mejores administradoras, como se ha demostrado.

La casa ha sido su universidad: tienen que enfrentar temperamentos encontrados, pasiones, inmadureces, algo de autoritarismo y a veces demasiado, deben criar seres de enorme complejidad, deben salir airosas de una épica que al final deja canas, arrugas, amarguras y hasta desengaños y decepciones.

Para no perder el poder tenían que ser obedecidas y para ser obedecido hay que tener una preventiva mano de hierro envuelta en tela de seda.

La seda no se había inventado en las cavernas pero había buenos leños secos por ahí a la espera del mejor uso pedagógico.

Por cierto que el rol de la enseñanza, que comienza en el hogar, la más importante porque es la primera, también correspondió a ellas como madres y jefas de esa organización primitiva.

Y aunque no venga necesariamente al caso, una sentencia precisa advierte que el músculo que no se utiliza se atrofia.

Probablemente por esa discutible razón hay tantos embarazos indeseados, sobre todo en la República Dominicana, donde se hace ostentación exagerada de un poder sexual desaforado, que a veces resulta circense y por demás, falso.

Ahora es el momento, según todas las señales inequívocas, de la sutileza y la fragancia femenina colocarse al frente de los acontecimientos políticos.

El poder es definitivamente color de rosa hoy en día.

Ese ser históricamente preterido decidió aspirar no ya como en los días faraónicos en los que se reconoció el peso específico de unas damas excepcionales sino mediante el sistema occidental de elección consensual.

Sin embargo, hay que recordar con un tal Harpe que la causa de la humanidad no es la causa de un partido.

Otro, el nunca bien recordado Curzio Malaparte, el de la “Técnica del Golpe de Estado”, dice con cierta propiedad y buen juicio que la libertad consiste en el derecho que cada uno tiene de elegir el propio camino.

Ese camino, con todo lo que tiene de novedad no tan reciente pero revestido del perfume de mujer.

Mujeres latinas

De hecho, la primera mujer que llegó a la presidencia en el mundo fue una latinoamericana: la vicepresidenta de Argentina, Isabel Martínez de Perón, quien llegó a la Casa Rosada en 1974 tras la muerte de su marido, Juan Domingo Perón.

Al postular a la presidencia en 1973, el propio Perón decidió que la fórmula ganadora estaba en llevar a su esposa como candidata a la vicepresidencia, y por eso ella ocupó el más alto cargo de su país al enviudar.

Además, la boliviana Lidia Gueiler, ocupó brevemente la posición de presidenta interina desde 1979 hasta 1980, después del golpe de Estado que había desplazado al líder elegido.

Muchos consideran sin embargo que la primera Presidenta latinoamericana fue la nicaragüense Violeta Chamorro, porque fue la primera mujer elegida democráticamente como tal, al derrotar en las urnas a sus ex aliados del Frente Sandinista en las elecciones de 1990.

Luego vinieron Janet Jagan, elegida Presidenta de Guyana en 1997, y la panameña Mireya Moscoso, quien llegó al cargo más alto de su país por decisión de los votantes en 1999.

En la actualidad, dos mujeres gobiernan en países de América Latina, estas son: Laura Chinchilla, en Costa Rica, y Cristina Kirchner, en Argentina.

Otra mujer

La economista Dilma Rousseff, asumirá desde el 1ro de enero la presidencia de Brasil, tras convertirse en la primera mujer que gobierna esa nación latinoamericana.

Sustituirá en el cargo al presidente  Luiz Inacio Lula da Silva, que la apoyó al ser del mismo partido. 

Rousseff logró el 55.96% de los votos, contra el 44.01% del socialdemócrata José Serra, cuando se lleva escrutado el 99% de los sufragios, informó el Tribunal Superior Electoral (TSE).

El porcentaje de sufragios representan  55 millones de votos recibidos para Rousseff..

El Nacional

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