¿Qué Pasa?

Despicable Me 2, o el debate interminable

Despicable Me 2, o el debate interminable

En el año 2010, un estudio que nadie conocía, Illumination Entertainment, lanzó al mercado su primera producción cinematográfica: ‘Despicable Me’, y el resultado fue una recaudación mundial que sobrepasó los 500 millones de dólares.

Como era esperarse, la euforia de dicho estudio se proyectó desde aquí hasta la luna, y Universal Pictures, quien distribuyó la película, demandó  de inmediato  una secuela. Aquella fue la cimiente que dio origen al film que hoy está  exhibiéndose por todas partes.

Pero también fue el resurgir de un debate que nunca muere, y que aunque muchos no lo crean ha formado parte de la cultura desde tiempos casi inmemoriales.

Para mucha gente en Hollywood y fuera de allí, por lo menos aquellos que ven en el cine un inocultable componente artístico, la idea de producir secuelas o continuaciones carece de interés y atractivos, y no genera estimulo alguno.

En ocasiones, incluso, para los propios abanderados del cine franquicia que se embarcan en la realización de una secuela tras otra, el proceso de dar forma a estas continuaciones representa muchos más retos de los que uno en principio consideraría.

Tómese como ejemplo, el caso de ‘Despicable Me 2’. ¿Cómo hacer una secuela de un film animado, cuyo personaje central, un estrafalario doctor llamado Felonious Gru, se dedicaba a la villanía, es decir, a tratar de ser el villano más terrible, pero ha devenido en el más devoto y amoroso padre de tres niñas huérfanas?

Tratar de sortear todos los vericuetos relativos a esa interrogante, sin que en el intento se pierda la esencia de la historia y del principal personaje, planteados en el film original, fue probablemente la mayor preocupación para los realizadores de ‘Despicable Me 2’, como habrá de ser común entre aquellos que continuamente acometen la producción de una nueva secuela.

Es una dinámica que no tiene fin. Así ha sido a través de la historia, y lo seguirá siendo por mucho, mucho tiempo más.

El Nacional

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