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Populismo digital

 

Me da trabajo utilizar el término populismo. Esta palabra es usada a diario como un abracadabra peyorativo, regularmente dicha y escrita con un poco disimulado aire de intelectual presumido. Su uso y abuso es muy extendido entre nosotros. No obstante, como es inevitablemente poliédrica como significante no hay dudas de que un uso “correcto” es cuando alude a algo popular.
Y todo lo que es popular atrae siempre a políticos y a comunicadores públicos.

Hoy día nada es más aceptado y reconocido en el mundo que la tecnología digital asociada al procesamiento, transmisión y recepción de información. Y como se utiliza desde la agricultura hasta los viajes espaciales, pasando por los diagnósticos y tratamientos médicos, la tecnología digital es, en estos momentos, inmensamente popular.

El tema es tan apabullante que en la Republica Dominicana, a juzgar por el discurso tecnológico dominante, a lo digital, a la informática, se le trata casi como sinónimo de toda la tecnología existente, es decir, que toda la preocupación sobre el asunto tecnologico desde el punto de vista de política de Estado se ha reducido prácticamente al tema informático y computadoras. Ningún líder habla de la importancia de políticas tecnológicas y de gestión calidad en renglones como agricultura, industria cárnica, producción láctea, industria de alimentos, metalmecánica, energía, materiales de construcción, contaminación, tecnologías médicas, nuevos fármacos, textiles, etcétera.

Sin embargo, históricamente, el sostén fundamental del desarrollo económico de las naciones ha sido la productividad y la innovación en esas y otras áreas “tradicionales”.

Ahora bien, es cierto que el desarrollo de las citadas áreas se ha potenciado con las aplicaciones de las tecnologías digitales; pero no es menos cierto que sin ingenieros, agrónomos, químicos, físicos, mecánicos, electricistas, biólogos, médicos y matemáticos rigurosamente formados en sus respectivas ciencias, las tecnologías digitales servirían a los jóvenes como los viejos nintendos: para jugar y perder miserablemente el tiempo.

Dejemos la superficialidad y el esnobismo; impulsemos la tecnología digital, pero sin olvidar que nuestro gran reto es desarrollar las capacidades intelectuales, cerebrales, de nuestros jóvenes, no solo las de las manos y dedos…las digitales.

El Nacional

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