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Es evidente que en el PRD de hoy ningún grupo ni líder de tendencia puede aplastar o expulsar al otro. En más de un año de confrontación nadie ha podido lograrlo.

 En junio del año pasado algunos dirigentes creyeron que eso era posible y  cometieron graves errores estratégicos al subestimar los alcances de la mecánica real de la nueva configuración del poder político en el país, inaugurada con la instalación de las Altas Cortes bajo control directo del doctor Leonel Fernández.

 Ahora, quienes no entienden lo que sucede es el equipo que mantiene a Miguel Vargas socialmente aislado y encerrado en un peligroso laberinto político.

No es cierto lo que dicen algunos consejeros y analistas “amigos” del presidente del PRD, en el sentido de que tan pronto finalice la reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), y el Tribunal Superior Electoral (TSE) valide las medidas unilaterales que pretenden adoptarse en el mismo  Hipólito Mejía se quedaría  solo y el PRD regresaría  a la normalidad.

La mente de esos consejeros y analistas sigue anclada en el pasado, creen que este conflicto es igual que los vividos en décadas anteriores.

Primero, la confrontación no es solo con Hipólito, es también con un nutrido grupo de dirigentes consagrados, incluyendo a líderes emergentes que tienen agenda, intereses, aspiraciones y tropas propias y para quienes la apertura y la libertad en el partido es la única garantía de regulación interna y de sobrevivencia política. Esos sectores saben también que juntos representan la   mayoría de los  dirigentes activos del partido.

Entonces, si se realiza un CEN excluyente,  y el TSE lo valida, en el PRD no habrá paz ni gobernabilidad por años.

Lo único seguro sería una guerrilla interna hasta el mismo 2016, y en esa fecha  Miguel Vargas y sus aliados serán  derrotados por sus “amigos” del PLD.

Miguel debería regresar a la POLÍTICA y escapársele  a ciertas trampas  estratégicas y  “jurídicas” que lo mantienen encerrado. Sus colaboradores deberían ayudarlo a explorar otras alternativas. Desde sus inicios en la antigua Atenas la política ha sido dialogo y concertación ¡Más nada!

El Nacional

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