MEXICO. AP. Autoridades de esta capital anunciaron el martes la detención del jefe del culto de la llamada Santa Muerte, al considerarlo presunto miembro de una banda de secuestradores.
La Iglesia de la Santa Muerte se ha popularizado entre los narcotraficantes mexicanos, en parte porque se atribuye a la figura del esqueleto el poder de ayudar a sus seguidores a evitar agresiones o arrestos.
El “arzobispo” de este culto fue puesto bajo arraigo, una forma de arresto domiciliario, a la espera de la investigación.
En la conferencia en que fue presentado a la prensa, David Romo se dijo víctima de persecución política y afirmó que las autoridades lo torturaron con choques eléctricos y golpes.
“En este momento preelectoral, están (deteniendo) mucha gente inocente para llenar estadísticas”, dijo Romo, quien agregó que ni siquiera conoce a los otros ocho sospechosos.
La iglesia de Romo afirmó en un comunicado que fue “torturado de manera bestial” y convocó a sus seguidores a manifestarse afuera del centro de detención donde está recluido.
La portavoz de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Esperanza Velarde, negó las acusaciones y dijo que Romo “sabe que está mintiendo” y que “está intentando defenderse”.
La procuraduría informó que Romo era miembro de una banda conocida como “El Aztlán”, donde su función era reclutar gente para lavar el dinero pagado por los rescates a través de sus cuentas bancarias, para luego transferirlo de vuelta a Romo, quien entonces entregaba el efectivo a los secuestradores.
Los procuradores dijeron que Romo recibía 25.000 pesos (2.040 dólares) por cada pago transferido.
Romo fue detenido a finales de diciembre, pero no se le presentó ante la prensa sino hasta el martes.
En el 2005, el gobierno federal canceló el reconocimiento oficial de la Iglesia de la Santa Muerte como grupo religioso con el argumento de que había violado sus propios estatutos. Sólo las Iglesias reconocidas por el gobierno tienen permitido recolectar dinero y tener propiedades.
