Opinión

Día de la música

Día de la música

Un amigo extranjero define a los dominicanos: Gente con rasgos afrodescendientes, buenos peloteros, mujeres bonitas, pero sobre todo excelentes músicos, cantantes y bailarines. La música “marca país que nos identifica” ha facilitado nuestra inserción fuera de la isla e inclusive permear a otras muy diferentes culturas.
A Trujillo le debemos la introducción del merengue en los salones de baile de la alta sociedad. Yo crecí escuchando y bailando merengue. De joven adolescente, fueron muchas las veces que saltamos la verja en el patio del hotel Embajador, revender la taquilla y con eso completar el “pote”; una misión imposible cuando tocaba Johnny, -que como tíguere al fin- hacia redoblar la seguridad.
La bachata era menospreciada; considerada música de amargue propia de “los cueros, guardias y chopos” Pero la persistencia de Radio Guarachita y la incursión de artistas como Juan Luis Guerra, cambiaron el gusto colectivo. Hoy se escucha y se baila en casi todo el mundo. A quienes creen que no pueden bailar este sensual ritmo, les digo: -si usted puede contar hasta cuatro, entonces puede bailar- Simplemente desplácese a uno y tro lado contando uno, dos, tres y patica.
El advenimiento de Spotify es una bendición, puesto que rescaté y compilé cientos de mis canciones favoritas. Son los merengues viejos los que escucho con alegría todos los días cuando camino o me ejercito en el gimnasio. Entre mis preferidos están la Orquesta Santta Cecilia, Ramón Gallardo, Joseito Mateo, Antonio Morel y Rafaelito Martínez.
Desafortunadamente, tanto en la música tradicional como en los nuevos ritmos, encontramos letras que esgrimen mensajes subliminales, en ocasiones alienantes y de corte machista. En menor proporción se emplea la música como instrumento de denuncia o para exaltar los valores cívicos y el sentimiento patriótico. ¿Se acuerdan de siete días con el pueblo?

El Nacional

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