Opinión

“Días de Carnaval”

“Días de Carnaval”

El mes de febrero con sus 29 días alberga tres de las celebraciones más importantes en el país: las fiestas patrias, el carnaval y la cuaresma. Aunque desde hace décadas escucho a la jerarquía Católica pedir separar estas fiestas, solo se ha conseguido alargar los días del carnaval, con una mayor participación de la gente en las provincias.

La palabra carnaval proviene del latín medieval “carnelevarium”, que significaba “quitar la carne” refiriéndose a la prohibición de comer carne durante los cuarenta días que dura la cuaresma. El carnaval se ha convertido hoy, en una fiesta popular, que tiene a la calle como escenario y al pueblo como actor y protagonista. La diversión y el desenfreno, con sus bailes, disfraces, locura y fiesta, se mezclan con tradiciones ancestrales.

El carnaval es una fiesta, que disfrutamos todos. De niño, recuerdo marchar junto al séquito que iba tocando las voluminosas nalgas al “roba la gallina” o cuando nos colocábamos protegidos a vociferar, “Ese diablo va pintao, de amarillo y colorao”. Otro villano muy temido era “la Muerte en Yipe”; imagen de la parca con guadaña en mano, que recordaba la cuaresma y la eminente llegada de la aburrida Semana Santa.

De adulto, al igual que en las fiestas paganas, la gente rinde culto a Baco -el Dios del vino-, y son las licoreras y los políticos quienes se encargan de que a nadie le falte alcohol para bailar en la calle de noche y bailar en la calle de día. Es un momento donde la rutina y la normalidad dejan paso a lo extraordinario, y como todo está permitido, algunos, aprovechan para asumir el rol de género siempre anhelado.

Nuestro carnaval para beneficio del turismo, es uno de los grandes espectáculos de la región, sin embargo, el alcohol y la desnudez; cada vez más presente, provocan a que tiempo después, aumenten el número de nacimientos y las enfermedades de transmisión sexual. Una medida de salud pública que probablemente hasta el Papa estará de acuerdo, es distribuir condones.

El Nacional

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