Opinión

Días de luz

Días de luz

II
Luego de sobrevivir a días difíciles, de duelo, para los que mi personalidad no cuenta con herramientas sólidas para superarlos, a lo que se suma que miro mucho hacia atrás por “… lo que pudo haber sido y no fue”, me encuentro con cierta paz, porque siempre se puede seguir. Una vez escuché una frase en la radio, creo que la voz era de Freddy Ortiz, que decía: “Cierto que la experiencia es una gran maestra, pero cuán caros son sus honorarios”.

Estoy entrando a la vejez con un paquete de cosas pendientes, arreglar entuertos y heridas hechas, sin querer, a otros y otras que me he hecho a mí mismo, algunas han cicatrizado pero otras siguen abiertas, y duelen.

La esperanza es poder optar por limitarme al uso de la mecedora, jugar con el perro, seguir esperando por nietos naturales, tener una que otra partida de Domino, ver los juegos de pelota y películas viejas: “El Padrino”, “Los puentes sobre el Madison”, “Río Místico”, “Kung Fu Panda”, “Kramer vs. Kramer”, “El Doctor”, “Atrapado sin salida”, “Los Imperdonables” y “Madagascar”; tambiénescuchar música de Serrat, Paul Muriat, Silvio, Mercedes Sosa, Elton John, Danny Rivera, Richie Rey, John Lennon y Pablo Milanés.

Sin embargo, y que bueno que tengo un “sin embargo”, además de los días oscuros que me llegan hay otros llenos de luz que me dicen que ha valido la pena estar aquí, haber vivido una vida ajustada a lo decente, tratando de ser una persona buena y sentir respeto por la imagen que me devuelve el espejo.

Voy a estar bien. Solo hay que seguir y recordar a Martí: “Nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer.”; a Serrat: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” y a Ana Celeste Rodríguez: “José Díaz debe cuidar a José Díaz primero”. Lo demás “Es monte y culebra”, y puede ser “algo más que salud”.

El Nacional

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