Opinión

Dictadura y democracia

Dictadura y  democracia

Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes.

En cambio, la dictadura es una modalidad de gobierno que, invocando un pretendido interés público, identificado en la realidad con intereses de grupo, prescinde, para conseguirlo, de la voluntad de los gobernados. Es un poder ejercido por una persona o grupo al margen o por encima de las leyes, sin sometimiento a fiscalización ni control democrático alguno.

En una revisión de la historia clásica, Nicolás Maquiavelo, el autor del Príncipe, argumentó que las tres formas de gobernar constitucional de entonces, monarquía, aristocracia y la democracia eran inestables y podrían degenerar tiranía, oligarquía y anarquía. Hoy en día ese argumento sería motivo de reflexión para la democracia que impera en todos los Estados del mundo

Hechas estas conceptualizaciones sobre esas dos modalidades de gobiernos pienso en la República Dominicana que ha vivido los dos procesos políticos con sus luces y sus sombras.

Ahora bien, soy de los que cree que una de las tareas pendientes que tiene la comunidad intelectual de la República Dominicana es analizar fuera de toda pasión política e ideológica las luces y las sombras de estos dos sistemas políticos.

Claro, sé que es una tarea muy ardua, pero en este caso sugiero se contextualicen los aportes al engrandecimiento espiritual y material del pueblo dominicano tanto por la dictadura de 30 años de Rafael Leónidas Trujillo y el sistema democrático del país en el Siglo XX.

Por qué digo esto, bueno, creo que es una aberración del sistema educativo dominicano y la colectividad intelectual continuar enseñando hasta el día de hoy la historia de estos dos procesos políticos de forma mutilada, acomodada y fuera en ocasiones del rigor científico como lo exige la ciencia.

Es inaceptable que en pleno Siglo XXI las generaciones presentes sólo tengan acceso de manera interesada al relato de una parte la historia en donde sólo se nos presente a la Era de Trujillo como un periodo de nuestra historia lleno de oprobio, borrasca, sangre, corrupción, pillaje y excesos y que nos sumió en el atraso político, institucional y social.

Todo eso podrá ser verdad y lo creo así, pero se hace necesario que las generaciones presentes y futuras sepan de igual modo la verdad completa sobre las ineficacias de la democracia dominicana en el desarrollo del Estado y la nación .

El Nacional

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