Opinión

Digo Yo

Digo Yo

¿Esvástica o cruz?.-

Abandonada, como todo el boulevard de la 27 de Febrero, encuentras una escultura metálica, indefinida, que data de la fundación de esa plaza. Sugiere una esvástica truncada o, en el mejor de los casos, una cruz que camina y se levanta por sus propios pies.

La ausencia del Hijo de Dios alimenta la indefinición de esta obra sobre una placa también de metal, pegada a una base circular de granito. Tratamos inútilmente de hallar una placa que identifique al autor.

Observación tardía -no por ello inútil-, con la contradicción y rechazos que provoca la sola posibilidad de que el Estado dominicano destinara recursos para reivindicar un símbolo infamante de triste recordación desde que la Alemania Nazi lo adoptó como emblema de su partido y representación de la raza aria. Antes auspiciosa, la esvástica se asocia primordialmente con el nazismo, Hitler y genocidios como el Holocausto.

El uso de la esvástica como símbolo de la «raza aria» se remonta de nuevo a escritos de Émile Burnouf. Tras muchos otros escritores, el poeta nacionalista alemán Guido von List lo consideró para ser un símbolo únicamente ario. En Mein Kampf, Hitler se refirió a la esvástica como el símbolo de la “lucha por la victoria del hombre ario”

Es necesario identificar al autor y sus intenciones para determinar el espirito y propósito de una escultura cuyas dudas provoca indignación e insulta la memoria de miles de descendientes de las victimas del odio hitleriano. Tenemos una amplia colonia judía que no se sentiría bien con esta esvástica, truncada aún. Los sefardíes españoles, son los descendientes de los judíos hispano-portugueses que vivieron con el Descubrimiento tampoco celebrarían esta ocurrencia o desliz.

Los nazis utilizaron la esvástica negra, Hakenkreuz, dentro de un círculo blanco sobre fondo rojo, siendo el negro, el blanco y el rojo los colores de la antigua bandera del Imperio alemán. Los nazis también usaron la esvástica desprovista de tales círculos y fondo. Adolf Hitlerescribió también en su libro que el diseño final le fue sugerido por un gran número de correligionarios nazis.

Es oportuna la ocasión para estudiar el destino, ya no el uso, de un espacio tan vital como el que ocupa el Boulevard de la 27. De ese modo, procede pasar un inventario de sus esculturas para ver sin aprovechables en otro lugar. Aunque esta esvástica, de un escultor desconocido, no lo será en ninguna parte.

El Nacional

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