Opinión

Dilma en cuerda floja

Dilma en cuerda floja

Todavía puede remontar, pero las perspectivas de Dilma Rousseff para retener el poder no son muy auspiciosas. Todo parece indicar que puede dar por terminado su mandato presidencial. El 41.39% de los votos que alcanzó en las elecciones de ayer la deja muy mal parada, aunque haya quedado en primer lugar. Ese porcentaje está muy lejos del 46.91 que había obtenido en las elecciones de 2010, con el agravante de que el crecimiento económico que llegó a convertir a Brasil en una de las grandes potencias se ha enfriado. En esta ocasión, el candidato del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), Aecio Neves, se le acercó mucho, con un 33.78%, en tanto la ecologista Marina Silva, a quien eligió como su principal rival, quedó en un tercer lugar con un decisivo 21.26%, lo que significa un gran respaldo. A simple vista, la negociación para conseguir apoyo de la gobernante está plagada de interrogantes.

Dilma, cuya entrega, competencia e integridad son dignas de reconocer, ha navegado, de un tiempo a esta parte, con fuertes vientos en contra. La economía por un lado, los escándalos de corrupción en que han estado involucradas figuras de su partido, que si bien ha enfrentado, no han dejado de ensombrecer la imagen de su Gobierno. El carisma de Lula da Silva no ha sido suficiente para despejar los obstáculos y allanarle el camino de la reelección. Las protestas contra el Mundial de Fútbol, en que para colmo el conjunto de Brasil fue humillado en las finales, no dejaron de conspirar contra las posibilidades para retener el poder de una candidata, por demás, con tantas condiciones.

Las opciones de Dilma parecen muy limitadas. ¿Qué puede ofertar que capte el entusiasmo de los electores? Es obvio que muy poco. El recurso del miedo, como asociar a Neves con la derecha tiene poco asidero. Su rival, en cambio, ha recogido el sentir de las estruendosas protestas sociales que durante meses sacudieron a Brasil, construyendo un discurso impactante. Ha prometido reducir el número de senadores, diputados y de ministerios para bajar gastos administrativos; combatir la corrupción, un flagelo que irrita tanto a la población, y aumentar la inclusión social. Este último ha sido precisamente uno de los puntos más luminosos de la gestión tanto de Lula da Silva como de Rousseff, pero ya los brasileños asumen que los logros han sido gracias a las reformas del presidente Fernando Henrique Cardoso, del PSBD.

Al no visualizarse una vía para remontar en el balotaje del 26, Dilma se nota en la cuerda floja. Sobre todo después del mensaje de la candidata del Partido Socialista de que las urnas reflejaron el sentir de un cambio de rumbo. Puede inferirse, desde ya, que en lugar de Dilma, la ecologista prefiere negociar con Neves.

El Nacional

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