Opinión

Dinero, no guardias

Dinero, no guardias

Ya está bueno de “palabras, palabras, palabras”, lo que la gente necesita son empleos, empleos, empleos.  La delincuencia callejera se resuelve, no lanzando guardias a las calles, sino haciendo circular el dinero en las clases bajas e intermedias.  Aceptando, asimismo, que no es la única causa de desaliento e inseguridad  en la población. Se ha incrementado la deserción estudiantil y la emigración de jóvenes profesionales.

Los mismos miembros de la Policía y el Ejército carecen de medios de sustentación, digna y medianamente. Sus salarios están muy por debajo de la canasta familiar básica. Nada más inhumano que pedirle a un hombre armado que cuide los las vidas y los bienes de quienes están bien provistos, en tanto no ganan para llevar de comer a sus hijos, esposas y madres.

Es notable la falta de circulante, y los anuncios de préstamos a bajo interés se quedan en enunciados probables de hasta un 7.5%. Los bancos alegan que agotaron el monto del encaje liberado por el Banco Central, generando dudas sobre esta promesa.

Lo mismo ocurre con las ofertas de Promipyme. Más fácil te tomas con los Reyes Magos en persona que obtener un préstamo a bajo costo dedicado a la pequeña empresa. Llueven los despidos en empresas de zonas francas mientras las ocupaciones hoteleras decrecen a pesar de la temporada alta.

Los programas de asistencia social y formación se quedan en las oficinas gubernamentales donde los fondos se distraen en sueldos y francachelas. El gobierno promueve un sistema excluyente que privilegia a quienes les favorecen. Las pensiones son para los amigos, no para los trabajadores que, tras dar sus vidas en jornadas diarias, están postrados carentes del sustento básico..

La justicia no opera libremente en los más altos jerarquías políticas, amparando los más descarados actos de corrupción y enriquecimiento acelerado. De ahí que un funcionario, pobre de solemnidad hace unos años, exhiba con desparpajo una riqueza  injustificable. A todo esto, el funcionario, ahora senador, reclama un respeto que provoca risa e indignación.

Componentes fundamentales en la conformación de un cuerpo social flagelado por la delincuencia callejera y política. Esta ultima protegida en la impunidad. De manera que no se trata de un problema tan simple cuya solución sea tirar  la guardia a las calles. ¡Cuidado! Que entre un pulpero que no fía, un transeúnte indiferente y un delincuente consecuente –a veces vecino-, no hay que ser adivino para saber cuál de ellos genera la simpatía de un militar necesitado. Vayamos a la raíz del problema, que tomar el rábano por las hojas nunca ha sido bueno cuando se trata de lograr soluciones definitivas.

El Nacional

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