Opinión

Dios nos coja confesados

Dios nos coja confesados

Sabemos hace tiempo que el 97.3% de los motores que circulan por las calles tienen el moofler dañado y al acelerar,  hacen un ruido infernal que daña el oído humano, afecta el sistema   nervioso, causa estrés e impide al ciudadano su legítimo derecho al descanso; pero  no hay una autoridad llámese Medio Ambiente, Fiscalia, Policía, Amet o la que sea, que cumpla con su deber y ponga en cintura a estos motoristas, reteniéndoles los motores, condicionando su entrega a la reparación del moofler y sancionando a los dueños de negocios que utilicen estos motores para los llamados deliverys… en tanto, se daña la salud  y sigue todo igual

Sabemos que el 94.75% de los dominicanos estamos seriamente preocupados por la cantidad de chatarras que circulan sin luces, sin vidrios, sin espejos, con gomas inservibles, sin espejos retrovisores, en fin, destartalados como sus chóferes, con el peligro que ello representa para la seguridad del ciudadano…pero,  por miedo a los transportistas,  no hay autoridad que imponga orden al caos. El tiempo pasa, el peligro sigue, el caos sigue y sigue todo igual.

Hace tiempo que circulan por la ciudad vehículos con potentes bocinas a todo volumen, sin importar la hora del día, la noche o la madrugada,  interrumpiendo el sueño de los trabajan y alterando la tranquilidad de los barrios y los nervios de los ciudadanos; pero la Policía, la Fiscalía, Medio Ambiente o la autoridad que sea, nunca interviene, porque el ciudadano, al parecer, no tiene quién lo defienda.. Mientras tanto, el tiempo pasa, y ninguna autoridad se ocupa ni se preocupa, mientras el ciudadano sufre.

Desde hace años, la gran mayoría de los dominicanos asumió la idea de que ensuciar la ciudad ¨no es nada, que la recoja el ayuntamiento¨, y por eso bota basura desde los vehículos, desde los balcones, y mientras camina, dondequiera bota botellas, vasos plásticos, fundas y demás.

Al dominicano no le importa ensuciar su ciudad, es cuestión de educación y respeto. Pero,  cuando vamos al exterior no ensuciamos y, además, manejamos por el librito.

¿Por que? Porque allá hay orden y se respeta la ley, mientras aquí hay caos y nadie respeta la ley. Porque nadie hace respetar la ley, y por eso el caos. Pero,  todo sigue igual.

Sin educación no hay respeto, y sin ley no hay orden.

El Nacional

La Voz de Todos