Opinión

Disciplina y orden

Disciplina y orden

Oquendo Medina

Precisamente eso es lo que más necesita el Partido de la Liberación Dominicana en estos momentos: disciplina y orden.
Cuando Juan Bosch creó el PLD partió de la conceptualización de que el mismo sería distinto a todos los otros partidos que existían en la República Dominicana. Se trató, desde un principio, de tener una organización blindada de pies a cabeza, por así decirlo, para de ese modo jamás permitir que la indisciplina, la desorganización, la ausencia de estudios económico y sociopolítico, más el fenómeno de la corrupción, se apoderaran del instrumento político más sano que estaba creciendo y desarrollándose en la sociedad dominicana.

Antes del proceso de masificación, don Juan y los peledeístas, sin excepciones (y me incluyo), se sentían orgullosos de pertenecer a un partido de férrea disciplina y organización. Eso motivó que su líder eterno, don Juan, llegara a expresar, en 1982, las siguientes palabras que deberían ser aprendidas de memoria por todos: “Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder no habrá un peledeísta que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeísta que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano; no habrá un peledeísta que le oculte al país un hecho incorrecto o sucio o inmoral.”

Pero ¡oh, sorpresa de la vida!, después de la partida de don Juan, es tanto lo que ha llovido y tantos los errores cometidos que muchos dirigentes parecen estar en medio de un sueño profundo; ignorando que así como mueren las personas también mueren las organizaciones políticas.

Ya nadie puede negar que el PLD es un partido indisciplinado arriba y abajo (recuérdese el proceso eleccionario). Lamentablemente, los desgraciados gérmenes de la corrupción, cuales parásitos inteligentes y voraces, irritantes y repudiados por los políticos y funcionarios que levantan la bandera de la ética pública, han logrado atrapar a algunos funcionarios y políticos de esa organización.

Pienso en Juan Bosch y pido perdón por los errores que otros han cometidos.

El Nacional

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