En su discurso ante el Congreso Nacional con motivo de la celebración del 173 aniversario de nuestra independencia nacional, el presidente Danilo Medina presentó las memorias de lo que fueron las ejecutorias del año transcurrido. Esta exposición cargada de informaciones y datos concretos lo calificamos de positivo para el país y la tranquilidad política nacional.
Somos de los que esperábamos con mucho interés la versión oficial del presidente en cuanto a los diferentes temas que están sobre el tapete, muchos de ellos impostergables y necesarios de airar y ventilar para beneficio y salud de nuestra democracia.
En artículos anteriores hemos ponderado y recomendado sobre la necesidad de mantener al pueblo y los diferentes sectores informados sobre los diferentes temas que van surgiendo en la difícil misión de gobernar un pueblo lleno de necesidades, y a la vez valiente y democrático.
De los puntos tratados por el mandatario nos llenó de mucha satisfacción el anuncio de mejorar sustancialmente el salario de nuestras fuerzas del orden, lo que es un paso muy positivo para enfrentar la inseguridad ciudadana e incentivar la incorporación de mejores recursos humanos a esas instituciones armadas donde tengo tantos amigos.
Mejorar los salarios de los policías es un paso contra la criminalidad.
El presidente resaltó el crecimiento económico del país de un 6.6%, la construcción de 104 obras viales en todo el país, aumento salariales por encima del 30% en el sector salud, la intención del gobierno de dotar al país de un sistema de transporte moderno, seguro y asequible, y dotar las escuelas de profesores más capacitados y motivados.
En cuanto al tema de la impunidad y el grave caso de la Odebrecht que ha tocado a muchos gobiernos de Latinoamérica, el mandatario con mucha vehemencia expresó que en su gobierno no había espacio para la impunidad ni habían vacas sagradas, dándole potestad y libertad al ministerio público y la justicia para que actuaran sin ningún tipo de limitaciones.
Esta afirmación la vimos sincera y brotada desde un corazón de fe como hemos creído y observado del presidente Medina. La historia y los hechos tendrán la última palabra, porque para que una sociedad sea justa y viable, debe tener una justicia imparcial y efectiva, que pregone con el ejemplo y nos legue la sociedad por la que dieron sus vidas nuestros padres fundadores y en especial nuestro patricio Juan Pablo Duarte y sus nobles y puros ideales.
