Si hoy día el torneo de baloncesto superior del Distrito Nacional pasó de ser el principal evento del aro y el balón para convertirse en uno de los peores que se organizan en República Dominicana, no se tiene que ir muy lejos para encontrar los motivos.

Sencillamente, la falta de visión y gerencia de los dirigentes de ese deporte han enterrado a uno de los principales pasatiempos de los capitaleños.

Hay que agregar a eso, la mediocre calidad de los jugadores que participan en la justa. Los quintetos que se lanzan a la duela en estos momentos eran banco en la época de lujo del basket distrital.

Los nombres sobran, es una lista de jugadores estelares muy extensa, la que conformaban los equipos de años atrás. Bien la conocen los que siguieron esa apasionante actividad en las pasadas tres décadas.

En los últimos tiempos lo que se está organizando es una caricatura de torneo. Es más, creo que se monta, más que todo por orgullo y vergüenza.

Por eso en mis últimos años como reportero y en los que me tocó cubrir la fuente del torneo de baloncesto capitalino, lo bauticé con el nombre de basketbolito, término que pienso todavía está muy por arriba del espectáculo que se presenta ahora.

Es la triste realidad, y tiene que ser así, no se puede esperar otra cosa de una competencia que en los últimos años se organiza con tanto misterio e improvisación, en todos los aspectos.

Ejemplo palpable, y para que no se pierda la constancia, es el actual torneo que organiza la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (Abadina), que dirige Johnny Marte, el cual está previsto para comenzar el 20 de mayo, pero que la opinión pública no sabe casi nada, por no decir nada, de esa jornada baloncelística.

Parece que el objetivo, es precisamente ese, que la actividad pase desapercibida, porque dirían los organizadores y los clubes participantes, si no hay nada que presentar para que hacer bulla.

¡En paz descanse!