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Disparos

Disparos

Estoy más que consciente que el béisbol es la principal actividad deportiva de la República Dominicana. Al reconocerlo no descubro nada nuevo en lo absoluto, sencillamente, lo hago como un cumplido.

Sin embargo, lo expresado más arriba no debe ser motivo para que a nombre de este deporte se cometan todas las barbaridades del mundo.

Por ejemplo, no puede ser posible que en un país en crisis,  con tantas deficiencias de cosas elementales se inviertan entre 100 y 150 millones de pesos en la reparación de un estadio y, más, cuando se trata para la práctica del béisbol profesional, un negocio totalmente redondo para los que lo regentean.

Nos sorprende con la prontitud que el ministro de Obras Públicas, ingeniero Víctor Díaz Rúa, le ha “metido manos” a la reconstrucción del parque del ensanche La Fe, mientras no resuelve centenares de problemas que aquejan a la población y que están a su alcance siquiera palear.

Si la intención era ayudar al deporte, como debe ser, lo que se debía haber hecho era ir en auxilio de algunas áreas de las actividades del músculo y la mente que requieren del respaldo inmediato.

Tal es el caso de la educación física escolar la que a pesar de ser fundamental para el desarrollo deportivo, no recibe los fondos necesarios para la celebración de sus compromisos.

Asimismo, por qué no se concluye el Albergue Olímpico, el que tiene varios años a punto de mate, pero que por razones que desconocemos no hay manera de que nadie lo termine.

De igual forma, existen cientos de problemas en el deporte aficionado que pueden resolverse con una mínima parte de lo que se está invirtiendo en la reparación del estadio Quisqueya.

Pero lo más grave de todo es que, mientras se olvida el deporte aficionado, una responsabilidad del Estado, todos los años se tiene que reparar con una millonada el estadio Quisqueya,  para que esté en condiciones óptimas para la celebración de un negocio como el torneo de béisbol invernal.

Hasta que no se tenga claro que la función principal de los que administran los bienes del Estado es para utilizarlo a favor de los que más los necesitan estaremos jodidos.

Hasta la próxima, si Dios lo permite.

El Nacional

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