Opinión

Dispersión favorece a Leonel

Dispersión favorece a Leonel

Definitivamente, el tiempo sigue avanzando y los grupos de oposición se mantienen divididos. Esa situación, sin lugar a ninguna duda, favorece considerablemente al ex-presidente Leonel Fernández y al Partido de la Liberación Dominicana con miras a las próximas elecciones.

Sólo hay que ir a los barrios populares (o lugares en donde se junte mucha gente) para uno darse cuenta de que la división de los políticos opositores está creando las condiciones para que Fernández corra sin rivales para la contienda que habrá de llevarse a cabo en menos de dos años.

Son millones de personas las que se quejan de la situación económica por la que atraviesan y que no esconden su indignación e impotencia por saber que la principal entidad política de contrapeso fue hábilmente dividida -por ejemplo- para que no esté en capacidad de disputar el poder político al ex-primer mandatario y a la agrupación morada.

A pesar de que he oído a muchos amigos decir que aún falta un largo tiempo, me parece que no.

Soy de los que creen que el reloj de los 25 segundos se le agota a los Hipólito Mejía, Miguel Vargas, Luis Abinader, Guillermo Moreno, Eduardo Estrella, Max Puig y Fidel Santana.

Cada día, las cosas se tornan dificultosas para que ellos encuentren fórmulas unitarias con el expreso objetivo de presentar una candidatura potable y desplazar a los peledeístas de la famosa Silla de Alfileres.

Por la experiencia que tengo de 50 años en el quehacer político, puedo intuir que el doctor Fernández se alzará con los honores electorales en la batalla del 2016, siempre y cuando -insisto- los líderes de la oposición no den una muestra fehaciente de desprendimiento y dejen a un lado sus dimes y diretes.

Al margen de las quejas y señalamientos que se pudieran hacer en contra del ex-primer ejecutivo de la nación, parecería que los jefes opositores dominicanos pertenecen al Comando de Campaña Clandestino (Triple C) que han conformado los peledeístas para seguir con la mandurria en sus manos.

El Nacional

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