Editorial

Drama humano

Drama humano

La cantidad de indigentes y menesterosos que colman la vía pública en procura de obtener alguna dádiva para poder subsistir, desnuda de cuerpo entero a una sociedad injusta e insensible que no ha puesto plenamente en vigencia el capítulo del régimen contributivo subsidiado de la Ley de Seguridad Social.

Personas con discapacidad o ancianos soportan agua, sol y sereno en medio de avenidas o vías expreso para agenciarse entre conductores y transeúntes algunos pesos con los cuales alargar la sufrida existencia, aun sea por 24 horas.

Esa gente carece de la más mínima posibilidad de acceder al sistema de atención pública de salud, a menos que sea con la urgencia de la muerte, pero tampoco a un mendrugo de pan o un albergue donde descansar su agobiada anatomía.

No se hable de Estado de bienestar social ni de democracia, en una sociedad donde los poderes públicos se vuelven indiferentes ante el drama de la indigencia, al punto que solo se reclama que las avenidas sean despejadas de mendigos o limosneros.

El Gobierno debería promover casas de acogida para albergar a tantos indigentes que tienen al cielo como techo y que solo dependen de la bondad de algún samaritano para saciar hambre y adquirir algún medicamento. La seguridad social debería llegar hasta esos seres humanos, en cuyos sufrimientos y angustias debería reflejarse todo buen cristiano.

 

Baldón    

Las agresiones perpetradas contra periodistas y fotógrafos que cubrían las incidencias de la convención del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) constituyen un baldón a la sociedad dominicana que no esperaba un comportamiento incivil de militantes y dirigentes políticos que se dicen abanderados de la democracia.
Impedir por la fuerza el libre ejercicio de la libertad de prensa ha sido una acción deleznable que el periodismo nacional rechaza con la mayor vehemencia y reclama de la dirigencia del PRD, que acciones como esa no vuelvan a repetirse.

El Nacional

La Voz de Todos