Opinión

Droga por un tubo

Droga por un tubo

El tema de las drogas para muchos es un negocio. Para otros una forma de alcanzar notoriedad y  sus objetivos políticos. Juegan a la política con el tema de la droga.

Para otros, como yo, es motivo de preocupación.

Las drogas están por doquier.

Nos están dando droga por un tubo y siete llaves.

No conocí en mis años de estudiantes ninguna sustancia prohibida. En esos años no había en cada esquina una banca de apuesta, un prostíbulo, un colmadón o una casa de cita con niñas vendiendo su virginidad y su humanidad. En los alrededores de una escuela o universidad no existían esos centros de perversión. Nadie era loco para intentar tal cosa pues los dirigentes estudiantiles o barriales eran capaces de incendiarlos con el dueño adentro. Recuerdo que en una ocasión, siendo estudiante de bachillerato, me dirigí junto a unos compañeros de la Unión de Estudiantes Revolucionarios  donde  un hombre que intentaba inaugurar lo que nos pareció un negocio de bebidas alcohólicas. El señor, un tanto asustado, se dio cuenta que no jugábamos.

Desafortunadamente los grupos estudiantiles desaparecieron; las células de los partidos de izquierda, también. Los clubes culturales y deportivos no son ni sombra de lo que fueron. Ahora las universidades están rodeadas de colmadones, puntos de drogas, prostíbulos, casas de cita, bancas de apuestas…, donde pasan sus materias nuestros estudiantes, en compañía, muchas veces, de profesores y empleados de los altos centros de estudios.

Los referentes culturales de la generación de 1960, por ejemplo, son diferentes a los  de las actuales generaciones. Puedo decir  que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Por lo menos en este contexto. ¿Cuántos de nuestros hijos han leído El Quijote? ¿Cuántos  saben de El Capital y  su trascendencia histórica? A nuestros hijos los educan otros.    El servicio de la casa, que puede ser una haitiana que ni siquiera habla bien el español; la televisión, los vídeo juegos, la Internet, el cine, profesores mal pagados y sin la debida formación académica,  porque no tenemos tiempo, estamos   muy  ocupados trabajando para darles una vida decente y digna.

Casi sin darnos cuenta los muchachos se nos van ido de las manos. Y con ellos se va el país. El futuro se torna incierto, desdichado y turbio. El país en que yo nací no es ni por asomo el país donde vivo ahora.  Como dijera Neruda, “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.

Pobreza, marginalidad, ignorancia, violencia, muerte, robos, asaltos, drogas. Apenas algunos de los males de la sociedad. Consumo y tráfico de drogas, junto al contrabando y la presencia masiva de haitianos.

Las drogas se venden públicamente en muchos barrios de Santo Domingo y pueblos del interior. Avionetas bombardean sus cargamentos de droga sobre el suelo de la República Dominicana que luego es recogida por gente que goza de la protección de guardias, marinos, policías y funcionarios gubernamentales.

Yates de lujo con sus cargamentos de drogas navegan por nuestras aguas con absoluta libertad.  Nadie se da por enterado.

Alguien habló de 20 mil puntos de drogas. Y un general que estaba a mi lado comentó que “ojalá sólo sean 20 mil”. Un asesor del Presidente en materia de drogas dijo que al año se producen 300 vuelos de narcotraficantes. Nadie le hizo caso. Un campesino dijo: “Ojalá sólo sean 300”.

Ladroga se vende como si fuera arroz. Y es la juventud la que se envilece, la que se enferma.

Autoridades monetarias hablan de casi mil millones de dólares, 35 mil millones de pesos, que no tienen explicaciones financieras; es decir, que no son el resultado de las actividades productivas. Es dinero sucio.

Eso explica que la República Dominicana sea hoy una lavandería que de algún modo el gobierno permite porque le da estabilidad económica;  como los viajes ilegales, que el gobierno no impide porque le quitan presión social. ¿Se imaginan  lo que significa tener dos millones de pobres hambrientos, que hoy están fuera, en el territorio nacional?

¿Se imaginan a los dos millones de dominicanos que están en Puerto Rico, Estados Unidos y Europa, aquí reclamando trabajo, alimentación, educación, salud y vivienda? El narcotráfico y los viajes ilegales de dominicanos ayudan al gobierno a mantenerse. Combatirlos no es negocio, desde su lógica. Pero para  los ciudadanos que aspiran a un país mejor, es una tragedia.

El Nacional

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