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Duarte con París: Una pocilga en la ciudad

Duarte con París: Una pocilga en la ciudad

Calle Paris. Reportaje sobre el caos en la importante via. Jorge Gonzalez

Caos, bullicio, desorden, suciedad, basura, taponamientos, son sólo algunas de las palabras que podrían definir en lo que se ha convertido, la avenida Duarte con calle París, en el pleno centro de la capital, transformándola en mercado, cocina y letrina al aire libre, donde no hay normativas legales ni parámetros morales.

Esto es durante el día, porque después de las 6:00 de la tarde hay que agregar las decenas de prostitutas que ocupan los pocos espacios dejados por los vendedores para ofertar sus cuerpos por unos pocos pesos.

Aunque al recorrer la calle París, pasando por la avenida Duarte, nos llenamos de asombro al ver que allí se vende de todo en plena vía pública, en presencia de las autoridades, mientras choferes toman y dejan pasajeros en cualquier lugar.

En tanto haitianas cocinan en la misma acera, y desde las cafeterías y lugares de ventas de bebidas alcohólicas, las bachatas y reuetones les ambientan el espacio público.

Mientras un vendedor de quipes y empanadas oferta sus manjares junto a una montaña de basura, una joven madre limpia a su bebé con papel periódico, el que tira al contén junto al pañal desechable ya usado.

En el otro extremo de la vía, un hombre con una carretilla llena de sacos con ropa usada se desplaza por el carril contraria, y un agente de la AMET gesticula de manera violenta, intentando poner el orden. Así es el día a día en esta zona.

Mientras seguía mi caminata, algo llamó mi atención de forma sorpresiva, un corredero de gente que se formó cuando una botella plástica llena de orina, era usada sin proponérselo como balón de fútbol, por los carros de concho, que transitaban por ahí.

El temor de los peatones es que la botella fuera explotada y ocasionar una lluvia de orina que los empapara a todos. Es impensable como en una calle de tan poca extensión puedan vivirse experiencias tan dantescas.

No hay organización de ningún tipo, incluso los negocios con locales establecidos sacan sus mercancías y exhibidores y los colocan en plena acera. Cuando las aceras no bastan usan la misma calzada destinada a los vehículos.

El ruido ensordecedor de las bocinas de los vehículos taponados en las vías, se confunde con las voces de los vendedores

Calle Paris. Reportaje sobre el caos en la importante via. Jorge Gonzalez

Calle Paris. Reportaje sobre el caos en la importante via. Jorge Gonzalez

que pregonan sus mercancías y productos.

“Todo a veinte, agua, refresco, cartera, correas, acabo de abril una paca con con ropa buenas, café, etc.”, son algunas de las voces que se escuchan, mientras el ritmo de la bachata va subiendo de tono con el calor del día.

Los cobradores de guaguas y choferes de concho ponen la parte agresiva e imprudente al ambiente al discutir entre ellos con un lenguaje obsceno. Los peatones aportan también su cuota de responsabilidad al imperante caos, ya que transitan y se detienen a comprar en el medio de la calle.

Ropas nuevas y usadas, pacas de ropas, zapatos, electrodomésticos usados, juguetes, carteras y bultos, alfombras, productos para la belleza, entre otros artículos pueden hallarse en las destartaladas mesas y mostradores de aquí.

Al desorden existente se suman las medianas y pequeñas guaguas, y triciclos cargados de frutas y productos agrícolas que se toman la parte no ocupada del carril izquierdo destinada para vehículos.

La París es una calle sumamente pequeña, inicia en la 27 de Febrero y termina en el Puente Juan Pablo Duarte. Aunque es bueno señalar que la arrabalización inicia en la calle Juan Bautista Vicini. La París es de una sola vía y tiene tres carriles. Tanto su lado izquierdo como derecho tienen una serie de edificios de viviendas y negocios.

Además es interceptada por ocho calles (la mayoría de ellas sin semáforos) siendo la Jacinto de la Concha, avenida Duarte, José Martí y Juana Saltitopa, los puntos más problemáticos que se tornan en un infierno cuando no hay agentes de tránsito.

“Reconozco que esto es un verdadero desastre, pero todos nos beneficiamos de él. Por ejemplo yo vivo en El Almirante y trabajo en Herrera, cuando yo vengo en la tarde que la guagua me deja aquí en La París, compro los víveres de la cena y cualquier otra cosa que necesite. Además cuando cobro aquí mismo compro lo que necesite, ya que usted encuentra de todo, cojo mi carro y me voy”, expresó Antonio Luna.

Unos 400 hombres y mujeres trabajan duramente de sol a sol en busca del sustento de sus familias. Son más de 200 los buhoneros organizados que laboran en esta calle. Y más de 100 los haitianos, que de igual forma se ganan la vida. Los extranjeros no están organizados por no tener la documentación requerida.

Inseguridad

Siendo la calle París un lugar en donde se comercializa con dinero en efectivo, y por donde circula todo tipo de personas, tales como empleados públicos y privados, vendedores informales, choferes de carros y autobuses, clientes habituales y visitantes ocasionales; se convierte de inmediato en una zona de mucho peligro, ya que los ladrones, estafadores y pillos la convierten en su centro de operaciones.

Los robos y atracos no son muy frecuentes debido a que ha mejorado el patrullaje policial, Pero no pasa un día, sin que se escuche que una persona fue cartereada, le sacaron el celular o que la estafaron de una u otra forma.

“A mí no me roban ya que no permito que desconocido se me acerquen, pero hace como una semana a una prima de mi cuñado, que vino de Quebrada Honda, en Puerto Plata, un individuo se le acercó para ayudarla a cruzar la calle con un bulto que ella trajo y nunca más lo vio”, expresó Franklin Peña.

Cronología

De 6:00 a 8:00 de la mañana, empiezan a llegar los buhoneros para instalar sus mercancías. Café, té, chocolate, tostadas y empanadas son las primeras ventas que se originan entre ellos. De 8:00 de la mañana al mediodía, es plena faena de organización y venta. Ya a las 11:00 de la mañana el olor a diferentes tipos de comidas preparadas ahí mismo, empieza a percibirse en el ambiente.

No hay hora de almuerzo, se hace mientras se vende. De 4:00 de la tarde a 7:00 de la noche son los momentos más intensos. De mayor caos y más ventas. La explicación es sencilla, es la hora en que los empleados y obreros salen de sus trabajos y van a sus hogares.

De 8:00 a 12:00 de la noche, la poca iluminación y el ambiente con menos personas, convierten la zona en un lugar más tétrico e inseguro. Los mostradores y destartaladas bajo la sombra de la oscuridad le dan la apariencia en un olvidado pueblo fantasma.

Nueva plaza

En busca de una solución al imperante problema de arrabalización del entorno de la París con Duarte, el Ayuntamiento Distrito Nacional trabaja hace más de dos años en la construcción de una nueva plaza que estará ubicada en la calle París, entre las calles Jacinto de la Concha y Santiago Mota.

Un apunte

Antecedentes

En busca de una solución a la arrabalizacion originada por vendedores en los alrededores de las avenidas Duarte, París, y José Martí, motivo que durante la gestión de José Francisco Peña Gómez en la alcaldía de la capital se contruyeran casetas para los vendedores, posteriormente, en 1998, el cabildo terminó de construir   la “Plaza del Buhonero”, sin embargo, está solución fue un fracaso ya que el desorden continuó.

El dato

Extraño
Es el caso que nadie paga un sólo centavo a la alcaldía del Distrito Nacional, sin embargo, muchos de estos puestos son subalquilados a terceros personas que deben pagar semanal, quincenal o mensual según se haya establecido en su contrato verbal.

El Nacional

La Voz de Todos