En los trabajos anteriores hemos venido resaltando las principales cualidades y trabajos del patricio Juan Pablo Duarte. Su inteligencia estratégica, su honestidad, conducta cristiana y democrática, fueron el referente. Estando en Venezuela, ordenó a su familia vender sus bienes para cubrir deudas contraídas y comprar armas para fortalecer las urgencias de su proyecto libertador.
No le interesaba recuperar lo invertido. El 15 de julio del 1876, va hacia la eternidad, con sus ideas visionarias y su nobleza traspasando lo nacional.
Su amor y grandeza lo demostró comprendiendo a sus adversos, con ideas nacionalistas, democráticas y cristianas diferentes a las suyas; tratándose con sus perseguidores. ¿Cómo dudar, siendo la condición humana frágil, cambiante y vulnerable, que Duarte iba a ceder su pura visión con su patria de luchar y hablar con todos para hacernos libres? ¿Cómo suponer el impacto mayúsculo que sufriría al ver cómo administran hoy nuestros recursos naturales y mineros en busca de riquezas, hasta sentirse asfixiados en Pueblo Viejo con la Barrick Gold, y otras riquezas que nos han robado, incluyendo los generadores eléctricos a juzgar por todo lo denunciado? Estamos a la espera de que se revise e intervenga el contrato correspondiente.
Aprovecho para felicitar al presidente Danilo Medina por la forma en que ha enfrentado esta situación y al nuevo procurador, Francisco Domínguez Brito.
¿Qué pensaría el patricio al enterarse de los fraudulentos títulos con la finalidad de apropiarse de Bahía de las Águilas, parecido a otros fraudes de primera clase, con riquezas existentes, denunciados en el país y se que han vendido poniendo en evidencia hoy dejando a nuestras autoridades y leyes en el limbo, amparándose en el factor tiempo y poderes de gobiernos; aunque ahora con la suerte de que Danilo Medina ha decidido solucionar estos casos de Bahía de las Águilas y otros más?
El Gobierno debe crear una política recia donde nuestros tribunales funcionen ahora por la patria. El rigor legal con esas riquezas exige que se transforme, dando el ejemplo exigido por el país y la democracia en que vivimos, para que estos frenen los desastres que vienen asimilando nuestros jóvenes. Hoy, urge contar con justos fallos judiciales.
Creo, finalmente, que sobre esto hay demanda unánime. Lo merece nuestra democracia. Duarte y los Trinitarios murieron por darnos un pueblo digno, moralmente soberano.
Quiero felicitar hoy a tantos poetas, escritores, analistas e historiadores, expresidentes como el profesor Juan Bosch, el doctor Joaquín Balaguer, Pedro Troncoso Sánchez, Casimiro De Moya, Homero Luis Lajara, José Rafael Lantigua, Hungría Morel, Emilio Rodríguez Demorizzi, y otros que Dios premiará en el más allá por su contribución en la tarea de dar a conocer las enseñanzas y el ejemplo de Duarte.
