Opinión

Duarte y Objío

Duarte y  Objío

A la edad de 13 años, Manuel Rodríguez Objío fue dependiente en una plaza comercial de Santo Domingo. Ya en 1850 comenzó a incursionar en la literatura y en el periodismo. Fue poeta del amor y del dolor; un consagrado luchador por la patria. Adoptó una postura de radicalismo democrático, luchador contra caudillos y tiranos.

En 1861, cuando el déspota Pedro Santana entrega la patria a España, la virilidad de Rodríguez Objío y su grado de intelectualidad, lo impulsan a la férrea idea de continuar luchando con brillante propuestas revolucionarias, elevando geniales proyectos e ideas y desempeñando importantes funciones.

Sufrió la envidia y asechanza literaria y despiadados ataques por diferencias políticas. Siempre se sobreponía. Nació en Santo Domingo el 19 de diciembre del 1830, y fue fusilado a los 32 años, siendo sus padres los prestantes ciudadanos Andrés Rodríguez y Bernarda Objío, y creció bajo los influjos de las sabias enseñanzas de Juan Pablo Duarte.

El poeta José Joaquín Pérez acerca de Rodríguez Objío expresa: “Precoz en atrevidas concepciones en el pequeño círculo de su familia, pudo aprender fácilmente algo que le ayudare a adquirir por sí misma las nociones más indispensables, y cuando llegó la edad de seis años, su adelanto era prodigioso”.

Un poco olvidado, Manuel Rodríguez Objío ha sido calificado uno de los paradigmas de la Restauración, y refiere la historia, que ante convulsiones políticas de ese momento y encontrándose éste en Puerto Plata, rodeado de gentes de su íntima confianza, se declaró en rebeldía contra Buenaventura Báez, y mandó a buscar al insigne Gregorio Luperón, quien se encontraba exiliado en las islas Turcos, y para recibir a ese líder, el 28 de abril del 1866, pronunció un vigoroso discurso en el cual externaba su repudio al gobierno de Báez.

Manuel Rodríguez Objío una vez tuvo la certeza de que Santana pretendía anexar la República a España, se dirigió a Saint Thomas a reunirse con el patricio Francisco del Rosario Sánchez, generando una enorme veneración por este, siendo leal amigo de Sánchez hasta su muerte, el 4 de julio del 1861, junto a veinte compañeros en San Juan de la Maguana.

Acerca de Sánchez, Rodríguez Objío escribió: “Creador de la nacionalidad dominicana y primer soldado de la independencia, él murió con la nacionalidad y con la independencia patria. Brilló en el oriente de su tempestuosa vida, y descendió al ocaso con majestad luz, legando a las generaciones que les sucedían el creciente reflejo de su gloria un ejemplo sublime a los patriotas.”

El también insigne padre de la patria Juan Pablo Duarte, el 2 de marzo de 1864, otorga el grado de coronel a Rodríguez Objío, quien se encontraba en Venezuela.

Reconocimiento eterno al eximio paladín general y líder revolucionario Luperón, general Benito Monción, Pedro A. Pimentel y a todos los también héroes, paladines y mártires de esta gesta inmortal.

Rodríguez Objío como humano tuvo sus errores y pasiones, pero sus virtudes sobresalen. Fue un prócer, una gloria, poeta, escritor y paladín. Cayó como un valiente.

El Nacional

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