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Alimentos y desarrollo
Hoy se producen alimentos más que suficientes para alimentar a todo el mundo, pero cerca de 800 millones de personas padecen hambre crónica. Ya que la asequibilidad de los alimentos se relaciona en gran medida con los ingresos, garantizar el acceso a los alimentos sigue siendo uno de los pilares fundamentales de la seguridad alimentaria y la agenda de la lucha contra la pobreza en general. Casi el 80 por ciento de las personas extremadamente pobres viven en áreas rurales, donde la mayoría dependen de la agricultura. El hambre ya no es un problema de suministros mundiales insuficientes, sino sobre todo de falta de acceso a los medios para producir o comprar alimentos.

Invertir en el desarrollo rural, estableciendo sistemas de protección social, construyendo vínculos urbano-rurales y centrándose en aumentar los ingresos de los principales agentes de cambio –pequeños agricultores familiares, silvicultores, pescadores, mujeres rurales y jóvenes– es clave para lograr un crecimiento inclusivo y equitativo, a la vez que se combaten las causas profundas de la pobreza y el hambre.

Mejorar los medios de vida rurales frenará también la migración rural- urbana y el aumento de la pobreza urbana. Los cientos de millones de personas que manejan los sistemas agrícolas y alimentarios constituyen el mayor grupo de gestores de recursos naturales del planeta. Las decisiones cotidianas de las personas que cultivan, crían ganado, pescan, gestionan los bosques y los agronegocios, son claves para la seguridad alimentaria mundial y la saludable los ecosistemas del planeta.

En nuestro país se dan las mismas condiciones que las que plantea la ONU-FAO con respecto a los objetivos del milenio y las deficiencias alimenticias que se nos dan no son diferentes a las pautas mundiales, en donde sí hemos logrado un avance notable es en el sector educativo, con sus deficiencias aún, pues hay recursos mal repartidos o manejados por quienes deben rendir cuenta a la sociedad en generar y a la historia. La malnutrición tiene un elevado coste a nivel económico y social.

Mientras que 2,000 millones de personas carecen de suficientes vitaminas y minerales, las tasas de obesidad se han duplicado en los últimos 30 años. Cerca de 1,400 millones de personas tienen sobrepeso y 500 millones son obesas. ¿Se estará dando este fenómeno en nuestra sociedad cada vez más imitadora de la comida chatarra entre la juventud? Cada año, el mundo pierde o desperdicia cerca de un tercio de los alimentos que produce.

Para alimentar al mundo de forma sostenible los productores tienen que producir más alimentos, mientras reducen los impactos ambientales negativos, como la pérdida de suelo, agua y nutrientes, las emisiones de gases de efecto invernadero, y la degradación de los ecosistemas. Los consumidores deben ser alentados a cambiar a dietas nutritivas e inocuas con una menor huella ambiental. Los bosques suponen una contribución vital para la biodiversidad, son fuente de alimentos, medicinas y combustible para más de mil millones de personas. Las montañas proveen de agua a más de la mitad de la humanidad.

El Nacional

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