Editorial

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Devoción.-

La devoción a la Virgen de la Altagracia volvió a exhibir toda su dimensión con la masiva peregrinación a su santuario de la basílica de Higüey para rendirle culto, al tiempo de apelar a sus poderes espirituales para que ilumine al pueblo y la familia por un sendero de paz, prosperidad y salud. No hay obstáculo que no se desafíe en aras de clamar su bendición u honrar cualquier promesa.

El aborto, que se ha convertido en uno de los temas espinosos, ocupó en esta ocasión la atención del presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano y obispo de la diócesis de Higüey, monseñor Gregorio Nicanor Peña. Por respeto a la vida –dijo– la Iglesia católica rechaza todo tipo de interrupción del embarazo.

“Una nación que no proteja el derecho de los no nacidos es una con un futuro sombrío”, expresó el obispo durante la homilía que pronunció en presencia del presidente Danilo Medina, quien observó el Código Penal por la drástica penalización de todo tipo de aborto. El mandatario sugirió que se deben flexibilizar algunos casos.

Ante cientos de feligreses que colmaron la basílica, el prelado insistió en que la familia y la sociedad deben ser garantes de la vida. Y para no apoyarse únicamente en lo religioso, el presidente de la Conferencia del Episcopado evocó el artículo 37 de la Constitución, que consagra el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte, para advertir que “nadie puede atribuirse el derecho de matar”.

Por la nutrida peregrinación de personas que desde los rincones más apartados del territorio viajan cada 21 de enero al santuario de Nuestra Señora de la Altagracia, las autoridades desplegaron su tradicional operativo de prevención de accidentes en las carreteras. Las acciones ayudan a evitar tragedias que provocan dolor y luto en muchas familias.

Pero al margen de la homilía de monseñor Peña y de los criterios sobre el aborto, lo que sí ha quedado patentizada es la devoción de la población por su patrona espiritual. El homenaje que sin reparar en los más diversos sacrificios se le tributa en su día refleja las profundas raíces religiosas del pueblo dominicano.

Esa firme creencia es digna de la más sincera recompensa de quienes conducen el destino de la nación. Es lo menos que se puede realizar en homenaje a la protectora espiritual de un pueblo plagado hasta de necesidades primarias.

El Nacional

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