Editorial

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Inaceptable.-

Estados Unidos, en un informe de naturaleza imperial e interventor, ha desdibujado el perfil de República Dominicana para presentarla como una nación sumida en la anarquía jurídica y social, donde impera la corrupción, el crimen, violación a los derechos humanos y una grave discriminación étnica.

Tan vergonzoso y abusivo ha sido el informe anual sobre derechos humanos en el mundo, que esta vez no fue presentado por el secretario de Estado, Rex Tillerson, porque la administración del presidente Donald Trump declinó por razones políticas la lista de países con peores violaciones que las que atribuye a República Dominicana.

Washington insiste en arrogarse de manera unilateral el papel de centinela del mundo, al tiempo que rehúsa incorporarse a organismos multilaterales que sí poseen calidad para prevenir, investigar, juzgar y sancionar violación a derechos humanos, discriminación racial y crímenes contra la humanidad.

No se admiten ni se niegan ninguna de las imputaciones del Departamento de Estado contra el Estado y el Gobierno dominicano, lo que se denuncia y se rechaza a todo pulmón es la vulgar y grosera intervención de Estados Unidos en el fuero soberano.

Ese informe infame, mentiroso e interventor debería ser encabezado por la Casa Blanca, que hostiga y reprime a jueces, a la prensa y periodistas, inmigrantes, a la comunidad gay, además de estimular el odio racial por vía de decretos presidenciales que afectan a comunidades negra e hispana.

Mientras en Estados Unidos resurgen el Ku Klux Klan y otros grupos que pregonan la superioridad blanca, así como la construcción de un muro fronterizo casi del tamaño de la Gran Muralla de China, en República Dominicana la frontera, hospitales, escuelas y posibilidades de empleo y vivienda están abiertos a la comunidad haitiana.
Por alguna razón, en ese informe no se menciona o no se destaca que el presidente de Rusia promulgó una ley que establece que querellas de mujeres que sufren agresiones físicas de su pareja, definidas como menores o sin antecedentes, no serán procesadas por el Ministerio Público; tampoco se resaltan violaciones a derechos de refugiados e inmigrantes en Europa, porque sería como reflejarse en propio espejo.

A lo que se aspira es a que esta vez el Gobierno rechace de manera categórica y firme la burda intromisión del Departamento de Estado en los asuntos internos y soberanos de República Dominicana. La sumisión es una forma de humillación, sobre todo porque nadie se muere en la víspera.

El Nacional

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