Opinión

EDITORIAL: Hay que insistir

EDITORIAL: Hay que insistir

Los partidos de oposición venezolana declinaron enviar representantes a una reunión pautada para hoy en Santo Domingo con delegados de su gobierno bajo el alegato de que el presidente Nicolás Maduro debe disponer previamente la libertad de presos políticos, entre otros requisitos.
Ese traspié no debería ser considerado como un fracaso de las gestiones que encamina República Dominicana con el padrinazgo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de otros países e instituciones regionales, porque de antemano se sabía que el camino emprendido sería difícil y tortuoso.
Gobierno y oposición venezolanos están conscientes de que esta propuesta de jornada dialogante representa quizás el último tramo antes de que la crisis política que abate a esa nación desemboque en un episodio de violencia o conflagración de consecuencias impredecibles.
La salida negociada al conflicto venezolano que promueve el Gobierno dominicano confronta innumerables escollos que emergen desde las partes confrontadas, pero también desde difusos intereses, la mayoría de los cuales atizan o propugnan por el agravamiento de la crisis o por una solución basada en el uso de la fuerza.
El presidente Donald Trump ha dispuesto severas medidas de restricción económica, comercial y migratoria contra Venezuela, pero además ha reclamado a la Unión Europea que decrete sanciones similares al gobierno de Maduro, lo que en ningún modo ayuda a impulsar una propuesta dialogante.
Son válidos los argumentos expuestos por la Mesa de Unidad Democrática para no enviar representantes hoy a la reunión exploratoria de diálogo político, porque se requiere que el presidente Maduro envíe una clara señal de que su gobierno posee suficiente voluntad para negociar, ceder y alcanzar una solución política al impasse.
Es claro también que la oposición deberá ensanchar y diversificar su abanico de negociación, en el entendido de que un agravamiento de la crisis desembocaría irremediablemente en una ruptura de los pocos hilos que aún sostienen el precario estadio de gobernabilidad democrática en la patria de Bolívar.
Al Gobierno dominicano le corresponde insistir en procurar que Gobierno y oposición exploren y recorran sin prejuicios ni tropiezos el camino del diálogo y la negociación, única forma de evitar que un río de sangre anegue a Venezuela.

El Nacional

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