Opinión

Editorial: La peor parte

Editorial: La peor parte

Estados Unidos padece un invierno de tormentas, intenso frío y mucha nieve y República Dominicana del ingreso de toneladas de cocaína para ser introducidas a la Unión Americana ante la creciente demanda de millones de consumidores que con su uso y consumo intentan afrontar la cruda estación invernal.

Aquí ingresan muchos cargamentos de droga porque los mercados estadounidense y europeo la requieren y porque los cárteles sudamericanos no encuentran otro camino menos peligroso para llegar a tierra prometida, por lo que se trata de una gran desgracia, cuyos causales están al otro lado del Atlántico.

Cuando se habla del decomiso de miles de kilos de cocaína, debe admitirse que cantidades similares han logrado llegar a su destino, después de ingresar a La Hispaniola por aire, tierra y mar, una parte de los cuales se queda en el pequeño mercado nacional como pago en especie.

No se entienden las razones por las cuales Estados Unidos disminuyó la vigilancia en el trazo marítimo que une a Colombia y Venezuela con el Caribe, lo que ha hecho posible que el narcotráfico privilegie esa ruta con relación al camino continental que incluye a Centroamérica y México.

El Gobierno debería abordar tan delicada situación como un gran problema de Estado y reclamar ante Washington un tipo de colaboración más efectiva para combatir el ingreso a su territorio de toneladas de droga proveniente de Sudamérica y con destino a Estados Unidos.

Preocupa saber que gente que fueron extraditadas para ser juzgadas por la justicia estadounidense son involucradas de nuevo por autoridades dominicanas como responsables de cargamentos de cocaína decomisados en puertos, aeropuertos, la frontera o en alta mar.

El narcotráfico es un crimen de lesa humanidad que envenena a la juventud, distorsiona y contamina el torrente financiero, promueve corrupción y peculado, mercadea sicariato y destruye la moral social, por lo que Estado, Gobierno, clase política, empresariado, iglesias, academias y sociedad deben unirse en el propósito de enfrentarlo.

No es por casualidad que República Dominicana ha sido escogida para los intensos “bombardeos” de droga que tiene como destino a los mercados de Estados Unidos y Europa. Se ofrece la impresión de que todo ha estado siempre fríamente calculado y de que la peor parte de este drama se carga a la tierra de Duarte.

El Nacional

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