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EEUU no tenía certeza de la inminente caída de Trujillo

EEUU no tenía certeza de la inminente caída de  Trujillo

Todavía en febrero de 1961 Estados Unidos no tenía la certeza de que era inminente la caída de Rafael Leónidas Trujillo, hecho que ocurrió tres meses después, el 30 de mayo, hace hoy 57 años.
Un informe desclasificado enviado por el cónsul estadounidense en el país Henry Dearborn al Departamento de Estado de EEUU, en fecha 24 de febrero de 1961, dice: “A pesar de las dificultades económicas, no hay evidencias sólidas de que la caída de Trujillo sea inminente”. Dearborn refería que Trujillo gobernaba por la fuerza y presumiblemente permanecería en el poder mientras las Fuerzas Armadas continuaran apoyándolo.

“Si bien hay evidencias de insatisfacción por parte de algunos oficiales, hasta el momento no existe evidencia convincente de deserción a gran escala dentro del cuerpo de oficiales”, señalaba el cónsul.
Reconoce que la oposición clandestina a Trujillo compuesta por empresarios, estudiantes y profesionales que se cree predominantemente anticomunista ha aumentado sustancialmente en número en los últimos años, pero no han podido moverse efectivamente contra Trujillo.

Cuenta que además de los grupos opositores en la República Dominicana, existen numerosos grupos de exiliados localizados principalmente en Venezuela, Cuba, Estados Unidos y Puerto Rico. “En algunos casos, estos grupos han sido infiltrados por elementos procastristas o procomunistas”.

Dearborn sostuvo que en caso de que el régimen de Trujillo cayera, “el grado de peligro de una toma de poder comunista dependería, según nuestra inteligencia, de si los grupos nacionales o exiliados lograron dominar”.

Pensaba que el peligro sería menor si la oposición interna ganaba el poder, y se evitaba que surgieran grupos infiltrados del exilio en el próximo gobierno.

Puntualizaba Dearborn que “se debe tener en cuenta el efecto adverso en nuestra posición de liderazgo en el hemisferio si apoyamos la tiranía en la República Dominicana”. “Nuestra capacidad para organizar el apoyo de América Latina contra la dictadura de Castro se vería afectada; Venezuela ha dejado en claro que la acción contra Trujillo es una condición previa al apoyo venezolano a la acción colectiva contra Castro”, advirtió.

Washington pidió a su cónsul en República Dominicana comentarios sobre el progreso que se había hecho para asegurar una toma ordenada de elementos anticomunistas en caso de que Trujillo caiga.
Y cuestionaban la posibilidad del riesgo considerable que los conspiradores contra Trujillo involucraran a los líderes de la oposición clandestina.

Pero de estos líderes había un sector que buscaba ayuda de los Estados Unidos y creían en un sistema económico de libre empresa, planean la nacionalización de los servicios públicos con compensación a los propietarios, tenían la intención de instituir un programa de reforma agraria basado en cooperativas agrícolas y la nacionalización de tierras agrícolas ociosas. También tenía el propósito de confiscar todas las propiedades de Trujillo.

Estaban de acuerdo de que un presidente los dirija, se comprometieron evitar el reingreso de agentes comunistas y celebrar elecciones dentro de un período de dos años durante el cual planeaban llevar a cabo su programa. Estados Unidos no brindó asistencia financiera a estos líderes clandestinos.

Según un memorándum desclasificado por el Departamento de Estado, Dearborn reportaba que los líderes decían contar con un apoyo considerable dentro del país y, si bien Trujillo planea inmediatamente tomar el control del gobierno, su capacidad para llevar a cabo sus planes dependía, en gran medida de la actitud de las Fuerzas Armadas dominicanas.

Los conspiradores creían tener un apoyo importante en el cuerpo de oficiales.

Con respecto a los grupos de exiliados dominicanos, Dearborn comentaba que había establecido relaciones de trabajo útiles e intentó distinguir entre elementos democráticos y no democráticos. “Las conversaciones con ellos eran continuas. Estos grupos de exiliados han recibido asistencia financiera y propaganda limitada en la forma de ciertas transmisiones de radio”.

Sostenía Dearborn que si los líderes clandestinos “con quienes estamos en contacto no lograban obtener el apoyo de las Fuerzas Armadas dominicanas y si recurren a los Estados Unidos en busca de asistencia, surge la pregunta de si Estados Unidos estaría dispuesto a intervenir militarmente de manera unilateral o colectiva. con otros Estados americanos. Esta pregunta necesita estudio y es deseable una revisión de todo el plan.

Operación

El 30 de mayo de 1961 una conspiración junto con la CIA de los Estados Unidos consiguió asesinar a Trujillo.

Según una fuente, Trujillo viajaba hacia San Cristóbal para ver su amante. Dicen que Trujillo recibió 29 balas en el ataque.

En la conspiración participaron Juan Tomás Díaz, Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barrera, Luis Amiama Tió, Pedro Livio Cedeño, Luis Manuel Cáceres (Tunti), Huáscar Tejeda y los hermanos Salvador y César Estrella Sadhalá.

Joaquín Balaguer ocupaba la silla presidencial, pero Ramfis que estaba en París regresó de inmediato a la República Dominicana para tomar el control total de las Fuerzas Armas, y llevar a cabo represalia contra los que mataron a Trujillo.

Un apunte

Doble filo

En la Era de Trujillo, las libertades civiles eran inexistentes y los derechos humanos fueron violados constantemente. Sin embargo, si queremos buscar algo positivo de la Era de Trujillo, hay que referirse a que fundó numerosas escuelas prestando atención en la educación y en la alfabetización del pueblo.

Entonces Trujillo no empobreció su país de la misma manera que su colega vecino, Francois Duvalier en Haití.

El Nacional

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