Opinión

El 14 no, fue el 2

El 14 no, fue el 2

Una cosa es que el presidente Harry Truman anunciara el 14 de agosto de 1945 que Japón se entregaba como la última potencia del Eje en ser vencida en la Segunda Guerra Mundial, y otra la rendición oficial e incondicional de Japón.

En el famoso letrero lumínico y rodante de “Time Square” se anunció que Japón cesaba en sus hostilidades, tras recibir el impacto de las bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9 de agosto de 1945.

Ese fue un anuncio formal pero no definitivo en cuanto a la rendición del Imperio del Sol Naciente, y hoy se repite, confundiendo el verdadero proceso histórico, que ese fue el día de la rendición oficial.

Se trata de un detalle incompleto, incluso, provisional y de impacto sicológico para un pueblo que estaba en guerra desde diciembre de 1941, y que además llevaba el grueso de la lucha contra Japón en el Pacífico.

Pero… la verdadera rendición, la rendición incondicional, la firma de los jefes políticos y militares japoneses, a nombre del país y del emperador Hirohito, se produjo el 2 de septiembre de 1945, hecho del que pasado mañana se cumplirán 65 años.

La histórica ceremonia se llevó a cabo en la bahía de Tokío, a bordo del acorazado Misuri, cuando el reloj marcaba las 9 de la mañana un día precisamente de Sol naciente y caluroso.

El acto fue encabezado por el general de 5 estrellas Douglas MacArthur, comandante supremo del Pacífico y el Lejano Oriente.

Por los triunfadores firmaron jefes militares de Estados Unidos, con el orgulloso MacArthur a la cabeza, Inglaterra, Francia, Unión Soviética, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, etcétera.

Por los derrotados (“¡Ay de los vencidos!”) firmaron el general Ideki Umezo, en representación del poder militar y Yoluke Matsuoka por el poder político.

Tras firmar el general MacArthur, firma nada menos que el gran almirante Chester Nimitz, comandante supremo de la flota del Pacífico, quien más tarde dirá (atención Diego Armando): “¡Dios guió mi mano”!

Japón pagaba así lo que hizo el 7 de diciembre de 1941 en la bahía de Pearl Harbor, con altos intereses de aquella deuda cobrada el 2 de septiembre de 1945.

“La irresponsabilidad de aquel día (el 7) le costó muy caro al orgullo japonés”, dirá después el legendario general Phillippe Leclerc.

El Nacional

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