Semana

El adivino

El adivino

Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un vecino, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habían robado todo lo que había en su interior.

El adivino levantose de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado y suspirando, para ver lo que había sucedido.
Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:

-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?
El adivino no supo qué responder.

Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de los demás. Tan sólo pretenden estafarnos
y quitarnos nuestro dinero.
Autor: Esopo

El Nacional

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