Opinión

El Anti-trujillismo trujillista

El Anti-trujillismo trujillista

Pretender aplicar la Ley 5880 de 1962 que prohíbe los elogios a Trujillo o su dictadura en pleno año 2013 es ciertamente el mayor tributo y elogio al ideal trujillista que pudiera otorgar la justicia dominicana en estos tiempos. A veces deseamos creer que como sociedad hemos ido avanzando, y nos hemos creído que ciertos valores sociales como la libertad de expresión y el respeto a la opinión ajena se han convertido en conquista irreversible de nuestra nación, este tipo de situaciones nos demuestran que ciertamente estamos muy lejos de ello y que en cosas tan básicas, nuestra democracia sigue estando en pañales.

La democracia no es únicamente el ejercicio libre del voto. Una democracia sin libertad de expresión, sin libre circulación de las ideas, y con persecución por motivos intelectuales o por el pensamiento, nunca va a ser democracia.

La República Dominicana sufrió a lo largo de 134 años para que sus ciudadanos gozaran de las frágiles libertades de las que hoy disfrutan. Fue un camino largo y lleno de la sangre de mucha gente que entregó su vida para que hoy tuvieramos esto. Flaco servicio estaríamos dando a la memoria de todos aquellos que murieron, ejecutando leyes o dando cabida a arbitrariedades idénticas a las que contra ellas justamente lucharon.

El ideario pro-trujillista se ha venido desplomando bajo su propio peso en el intercambio libre de ideas a través de los debates que han ido desmitificando uno a uno los supuestos “logros” de la tiranía. Esta “ayuda” judicial solo sirve para desmeritar el argumento de aquellos que propugnan por la preservación de los valores democráticos que supuestamente disfrutamos hoy, frente a los deseos desfazados de la mano dura al que apuntan los neo-trujillistas. Aquellos que llaman a la aplicación absurda de la Ley 5880 muy poco hacen por fortalecer la democracia que se conquistó luego de la desaparición de Trujillo, y solo sirven para otorgar validez a cada uno de los métodos represivos que en su momento aplicó el tirano.

Es impresionante que luego de tanto tiempo persistan todavía crímenes de prensa y de pensamiento en la República Dominicana. Y que jueces decidan admitir absurdos legales que atentan contra los derechos más básicos y claramente definidos en la Constitución por temor “al que dirán”.

El anti-trujillista es aquel que se pare del lado opuesto a la supresión de libertades, al absuo de poder, al control del pensamiento, y a la persecución de naturaleza intelectual. El anti-trujillista nunca va a ser el que por pensar distinto, este avale la persecución de otros.

“Estoy en desacuerdo con tu opinión, pero estoy dispuesto a morir defendiendo tu derecho a expresarla” es una frase bien conocida. Creo que ya es tiempo que en nuestro país nos dejemos de ridiculeces y empecemos a aplicarla.

 

        

 

 

El Nacional

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