Opinión

El Archivo General

El Archivo General

Cuando se administra con pulcritud, responsabilidad y con el objetivo de mejorar la calidad de un servicio público el resultado es visible, notable y necesariamente hay que agradecerlo.

Esto lo veo cuando visito al Archivo General de la Nación, y comparo con otros momentos, con otras gestiones administrativas. Ahora hay limpieza, disciplina laboral, orden y compromisos.

Cuando ejercí el periodismo de investigación en los años ochenta visité muchas veces al Archivo General de la Nación (AGN). Es mucha la diferencia, el concepto es otro, la visión del quehacer. Hoy podemos sentarnos en cualquiera de sus asientos con mucho orgullo.

En una ocasión leí que el buen administrador es aquel que con poco dinero, con poca cosa, logra lo que otros alcanzan con una millonada. El buen administrador hace mucho con lo poco.

He visto casos en los cuales se ha contado con recursos suficientes pero los resultados han sido paupérrimos y llenos de quejas porque en teorías el presupuesto fue insuficiente. Sin embargo, muchas veces somos deficientes en la administración de nuestros sueldos.

Como me decía alguien a quien aún veo caminar por algunas calles: en la vida, en todo lo que uno hace, viejo amigo, hay que tener objetivos claros. Y en efecto, así es. Teniendo objetivos o propósitos bien definidos, completamos el camino identificando el cómo, cómo vamos a conseguirlos. Un qué, un cómo y un para qué y un con qué es siempre necesario.

Del bien obrar se habla sin necesidad de cacarearlo

El otro punto que siempre resalto es la humildad y la sencillez. Nada de presuntuosos. Hay que hacer lo que los tiempos y las circunstancias nos demandan. Los hechos hablan solos. Y disiento de la teoría sobre el cacarear como la gallina. Una gallina jamás denuncia su “parto”. ¿Va a informarle a todo el mundo que puso un huevo cuando es tan celosa con sus polluelos? ¿Cuál es la reacción más inmediata de una “gallina echada”?.

Hay que obrar bien, y del bien obrar se hablará sin que empujemos las palabras. Además, ¿cuál es la razón de ser de quien ocupa un puesto en la administración pública? Cumplir moral y éticamente con los objetivos de la institución a la cual le sirve. Y si llega más lejos, en términos positivos, como evidentemente se ve en el AGN, hay que celebrarlo. Me da gusto.

Sí, me da gusta e ilusiona la profesionalidad, las buenas prácticas. Me enamora la humidad, la sencillez, la voluntad, capacidad de respuesta. La autenticidad. El poco hablar y hacer mucho.

El Nacional

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