Opinión

El arte y yo

El arte y yo

El tiempo no transcurre de manera regular para los fines artísticos. Con frecuencia decimos esto como cliché, pero no transcurre. El arte, la poesía en particular, revela “verdades de vida”, certezas vivencias que estaban depositadas en nuestra “conciencia” a manera de material neutro, y que en un terrible acto de inmersión, llamado y rechazado de muchas maneras, inspiración, arrebato, subconsciencia, revelación.

Transformamos o si se quiere iluminamos o alumbramos reorganizándolo como un tipo de verdad, “verdades de vida”, que como tal se presenta por primera vez ante nuestra más íntima comprensión a manera de expresión particularizada, digamos con mayor y aparente sencillez, a manera de “intuición” creativa, de substancia de la obra de arte.

Es así que lo que he llamado “verdades de vida” en la pieza artística obra para mí a manera de llave, clave, password que posibilita el que cada quien y de acuerdo a la particularidad de su sensibilidad abra y se sumerja en las ventanas –windows- virtuales de sus propias verdades vividas. Tal es el arte, una clave, una ventana virtual hacia nosotros mismos, un mecanismo de conocimiento, un acontecimiento interior.

En mi pintura he puesto toda mi inconsciencia. Allí están mis miedos, y particularmente destacada, mi aprehensión originaria hacia la muerte. Y están mis mitos y creencias, está la ciencia como mito y las verdades del mundo como creencia, porque al final, sea como artista o vendutero, solo puede afirmar y revelar aquello que su conciencia le dicta como verdadero, independientemente de que lo sea o no.

Y está el azar que proviene de nuestra condición de viajeros eternos. Estamos cabalgando el Universo montado sobre un planeta a su vez disparado para siempre hacia un espacio en expansión inagotable, a este espacio que se estira denominamos futuro, y este “futuro”, que es en verdad una cosa inescrutable, nos llevará a la transformación y final desintegración de la forma que de nosotros mismos conocemos.

Creo que pinto esa desintegración de la realidad a la que constantemente asistimos y quizás pinto también el paisaje desfigurado del tiempo que nace a medida que avanzo. Creo que el azar y el tiempo pintan conmigo y ellos mismos se hacen autorretratos. Por todo ello pienso en Borges que en mi obra pictórica los aciertos son del azar, sólo los errores son míos.

El Nacional

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