Comprobado que el derrame por el que tanto se ha aguardado, no surtía sus efectos, Danilo Medina se comprometió a provocarlo, aunque tuviera que lanzarle uno o varios blocks al tanque, y para ello se había fijado del modelo brasileño, donde su presidente, Inacio Lula Da Silva, dijo que en vez de seguir creando riquezas para provocar el crecimiento, había que redistribuir riquezas para crecer. También había colapsado el modelo que el economista argentino Roberto Lavagña bautizó como teoría del complemento, la misma teoría del derrame complementada con medidas sociales.
Lo que se ha visto hasta ahora es que si el block no derrama lo suficiente, el presidente Medina está dispuesto a introducirse él mismo para llevar ingresos a sectores desamparados.
No es sólo que en un momento donde no había recursos para nada, hizo de tripa corazón para buscar diez mil millones de pesos y los colocó en el Banco Agrícola, Promipyme y Banreservas para financiar uno de los sectores con los que se propone generar una parte de los empleos que demanda la economía dominicana, sino que además emitió un decreto que amplía de un quince a un veinte por ciento la cuota que la instituciones del Estado están en la obligación de adquirir por parte de las pymes.
Lo otro que ha descubierto es que la inversión de un 4% del PIB en la educación preuniversitaria, lejos de ser un dolor de cabeza representa una gran oportunidad.
Por eso al presentarse la necesidad de construir nuevas aulas, que en su primer año tiene proyectadas diez mil, procuró un método que evitara la concentración de recursos en pocas manos y les diera oportunidad de mejorar sus condiciones de vida a centenares de ingenieros y arquitectos que deambulaban por esas calles de Dios tragándose un cable.
En enero vuelve otro sorteo de escuelas, y ha terminado diciembre con otra medina revolucionadora: el gobierno quiere muebles escolares fabricados o ensamblados en la República Dominicana, quiere que 4,000 millones de pesos que se invertirán en los pupitres del próximo año escolar, beneficien la mano de obra dominicana, por lo que ha convocado a un concurso para el diseño de una butaca escolar dominicana.
Es otro desafío para una sociedad en que las universidades no tienen fondos ni programas de investigación, porque esa butaca escolar aparentemente frágil que ha sustituido los pupitres en los que estudiamos los que recibiremos el 2013 con el pelo encanecido, es el producto de un diseño ergonómico parido por estudios, pero como no hay cambios para nada es si no se provocan, porque entre esos dominicanos que rumian desencantos debe haber muchos talentos faltos de oportunidades, muchas personas cuyas especialidades no les generan recursos ni para el disfrute placentero de una jumbo bien fría, pero ahí están los caminos que se van ensanchando, esas oportunidades deben ser aprovechadas.
Yo creo que haber elegido a Danilo Medina, ha sido un regalo que nos merecíamos hace tiempo.
