Opinión

El bulevar de la vida

<STRONG>El bulevar de la vida<BR></STRONG>

Doña Flor en la intimidad de Trujillo
“Trujillo en la intimidad de su hija Flor” es una obra tan breve como útil para que los dominicanos continuemos exorcizando el demonio trujillista y viviendo  nuestro trauma político/psicológico por el régimen de un tirano que marcó para siempre el alma y la identidad de esta nación.

El de Flor, es el único relato escrito por un familiar cercano del tirano. Hasta ahora, las obras sobre Trujillo han sido en su mayoría pendulares, y me explico: Durante la Era, fueron laudatorias hasta el asco, por amor u obligación. Ajusticiado el tirano, brotaron las obras de condena apasionada, visceral y tan sentidas que perdían toda objetividad periodística o intelectual. En los últimos años, la moda ha sido que herederos de los colaboradores del dictador, publiquen lo escrito por su pariente o escriban o manden a escribir obras sobre su participación benefactora y cristiana en el régimen. Amén. El pasado año, Euclides Gutiérrez presentó “Un monarca sin corona”. Texto de amor y odio sobre Trujillo, donde el profesor se esfuerza por ser objetivo, sólo que, a ratos, se le escapa la devoción, la admiración por el perínclito. Por suerte, cuando se da cuenta retoma el camino de la objetividad. El producto final ha sido una excelente biografía del tirano.

A  Flor de oro le pasa igual que don Euclides, pero a la inversa: intenta hablar con amor de su padre, pero no puede evitar caer en sus fantasmas de dolor, odio y rencor profundos por haber sido una víctima psicológica más del tirano. Y habla de la complicidad de la iglesia Católica con las inconductas del déspota, incluida la anulación de su matrimonio con Aminta Ledesma, su madre. Y habla de Gina Lovatón, el gran amor de su padre, su amiga, imponente y bella mujer que, de tan amada por el tirano era capaz de transformarlo del monstruo de muerte y sangre que era, en un amante dulce y comprensivo. Un hombre anduvo enamorado en las noches de New York. 

Gran aporte de Bernardo Vega, editor, para que conozcamos más al hombre que con mefistofélico ingenio supo destruir la salud mental de este pobre pueblo que, desconsolado, desde entonces vaga por las elecciones y los partidos buscando su perdido santo padre político, como hizo Flor de Oro durante toda su vida. ¿Lo encontrará?

El Nacional

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