Opinión

El Bulevar de la vida

El Bulevar de la vida

“La peor de las infamias”

 Uno lo había advertido mil veces, en mil bulevares y dos lamentos, en tres avisos y un temor solo. Pero ha tocado a un señor de altas luces, un oráculo intelectual y literario de la América morena y muy especialmente de México, recordarnos el peligro de tan sempiterna injusticia.

Carlos Fuentes afirmó, más bien advirtió, que la pobreza “es la peor infamia de una sociedad”. ¡Toma ya!

 Lapidaria frase, que el muy señor acompañó con otra no menos certera y lacerante: Si no se paga la deuda social acumulada, a la América le llegará “la nostalgia autoritaria”, eso, “la nostalgia autoritaria”, que en plan dominicano significa que cada fracaso de cada gobierno en distribuir mejor las riquezas y disminuir la pobreza (que no hay forma ni manera de que baje del 40 por ciento de los dominicanos o más) es una incitación a la aparición de un coronel que se quiera casar, ya no con la gloria de un Abril de los nuestros, sino con el infierno de una dictadura.

 El asunto es sencillo: Mientras más fallamos los dominicanos en construir una democracia de justicia social y oportunidades para todos, más acierta y se atreve el trujillismo, la nostalgia trujillista, que ya tiene Fundaciones, escribe columnas felices en los diarios, publica libros de homenaje y chulería, y a este paso, terminará trayendo algún nieto para que siga sus pasos, más exactamente sus cavernas.

Lo dijo Carlos Fuentes, lumbrera intelectual iberoamericana para quien quiera escucharlo, en la partidocracia reinante, en el CONEP y sus señores, en la izquierda y sus rencores: “La pobreza es la peor de las infamias”, y si no la enfrentamos “con un par”, llegara “la nostalgia autoritaria”, léase un Rafael Leónidas con BB, facebook… y el alma enferma sembrada de ataúdes. “Raúl, ¿te acuerdas?

¿Te acuerdas, Rafael? Federico,¿te acuerdas

debajo de la tierra?”

Tiene razón, Sor Joaquín, “lo peor del amor es cuando pasa”. Lo mejor de una dictadura es cuando muere. 

Y gracias por la advertencia, don Carlos.

El Nacional

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