Opinión

El bulevar de la vida

El bulevar de la vida

Defender la libertad…hasta que duela
La querella político intelectual de moda consiste en protestar porque “A la sombra de mi abuelo”, un libro escrito por una nieta de Trujillo, Aída Trujillo Ricart, ganó el Premio Nacional de Novela.

En un acto de coherencia libertaria y tolerancia, este bulevar se escribe en defensa de la señora nieta  y su derecho a participar en un certamen para dominicanos y cuyas bases no prohíben las obras sobre el perínclito. 

Durante la dictadura de RLT y el gobierno “doce años” de su delfín más celebrado, J. Balaguer, la libertad pereció y hubo censura, muertos, exiliados. Alcanzada en 1978 la democracia parcial y sobre todo electoral, no se trata ahora de repetir errores volviendo a la censura, incluso contra los trujillistas, cuando el pecado mayor de nuestros partidos liberales ha sido el no haber negado a Balaguer y a Trujillo desde el gobierno, con el ejemplo, y no hablo de muertos o censura de libritos sino de corrupción, impunidad, falta de institucionalidad, clientelismo. (Ya hablaremos otro día, de antitrujillistas devenidos en golpistas y enemigos de la democracia.)

A partir de lo anterior, uno felicita a J. R. Lantigua por su talante democrático demostrado, cuando visto el veredicto, no emuló a Jaqueline Malagón, (aquella ministra que en 1992 se negó entregar ese mismo premio a la novela ganadora, porque criticaba a Balaguer) sino que,  tragando en seco, respetó la decisión del jurado y anunció el premio. ¡Para vivir en libertad y en democracia hay que tener un corazón digno de ejercerlas! 

La obra ganadora puede ser criticada literaria pero no políticamente. Criticada porque es una mala novela, o simplemente, no es novela sino memoria, testimonio personal en plan terapia psicológica. Pero no más.

Ahora no se trata de copiar el modelo Trujillo-Balaguer, sino de  celebrar la libertad y la democracia incluso y sobre todo cuando duele y jode, como en este caso. RLT es parte de la historia y cada dominicano tiene derecho a contarla según sus pareceres, ideología, amores, intereses.  Después de 31 años de democracia papelera, anda uno demasiado harto de tanta hipocresía y tanto repetido triunfo del cinismo victorioso, partidos liberales que en el gobierno no lo son, antitrujillistas devenidos en golpistas. En fi, a Trujillo y a Balaguer hay que superarlos con el ejemplo y no con la censura. 

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