Opinión

El Bulevar de la vida

El Bulevar de la vida

Se busca un árbitro

El domingo, repasando nombres de dirigentes perredeístas para invitarlos al Bulevar TV a comentar el proceso eleccionario de ese partido, no encontré a quien llamar. De esa manera, confirmaba mi viejo temor: el PRD se ha quedado sin árbitros.

Justo y como temíamos, la jornada del domingo ha traído al PRD la halitosis fantasmagórica de la división. Así, lo que debió ser una fiesta democrática con un Miguel Vargas confirmado en su recién estrenado liderazgo, ha terminado convirtiéndose en un enfrentamiento entre su equipo político y Guido Gómez Mazara.

¿Qué tan irregular fueron las votaciones? ¿Qué tan ciertas puede ser la denunciada estrategia de no enviar boletas suficientes donde ganaba Guido, o esto de contabilizar actas no validadas por el centro de cómputos por carecer de las firmas correspondiente? Pues, yo les digo que eso es lo de menos.

Lo demás y cierto es que otra vez arde Troya en un partido donde no existe ya – (descuido de Dios y la María) – “el astro de luz propia” con la autoridad moral suficiente para hacer de bombero y apagar el incendio. Y así, vuelve otra vez el PRD a vencerse a sí mismo, mientras el país se muere de orfandad, solo y abandonado como los amores cobardes.

Vargas aspiraba a un secretario general de sintonía absoluta y obediencia ciega a su forma de ver y hacer la política, y para lograrlo decidió involucrarse en el proceso electoral a través de todo su equipo, con rueda de prensa incluida, haciendo ganar a su pupilo pero perdiendo de esta forma la brillante oportunidad de ser el árbitro que como presidente del partido le correspondía. Si en 2004 Hipólito hubiese sido árbitro y no candidato, otra historia se hubiera escrito ese año, o cuatro años después.

Así como existen victorias pírricas, hay derrotas victoriosas que otorgan oportunidades como la que la historia ofreció a Jaime David en 1999, y más recientemente a Danilo en 2007: Hablo de ser alternativa.

¿Estará Guido a la altura de esta oportunidad? Esa es la cuestión. Mientras tanto, en la Churchill se busca un árbitro de camisa blanca y jacho encendido.

El Nacional

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