Opinión

El Bulevar de la vida

El Bulevar de la vida

Todo problema fundamental de nuestro país pasa por el tamiz imaginario de la educación. La seguridad ciudadana, por ejemplo, remite a los marginados sin ella, sin educación, familia, ejemplo o Dios.

La alimentación también, pues todavía hay quien en nuestros campos cambia huevos por un refresco rojo “porque da sangre”. En un país donde el maíz se da en los patios y la arepa está y el chocolate de agua saluda… nadie debería pasar hambre.

La anarquía en las calles remite a la falta de educación del ciudadano (al ágrafo, monosilábico y analfabeto funcional, o al analfabeto emocional de los que sí sabe leer, tienen visa de 10 año y pica el inglés pero es un tarado de corazón y alma.)

Y es que no estoy hablando solo de educación formal, de matemáticas y geografía sino de educación en valores, del ejemplo de una familia, un padre y su pescozón a tiempo, un buen vecino, un cura del carajo con el mejor Dios debajo del brazo.

En un país que vive y padece su edad media democrática e institucional, la educación debería ser el eje de toda acción de la familia, el club, la esquina, el partido, las iglesias… y por supuesto un gobierno. Por eso, en lo que entre todos vamos abriendo los ojos a esta nueva realidad, “sociedad del conocimiento”, donde lo importante no es tener sino saber, es importante que el próximo gobierno, amparado en que no hay elecciones de medio termino ni posibilidad ni intención de reelección, priorice la educación en todas sus acciones y decisiones… y si quiere que entre el mar.

Que el ministerio de Educación asuma la libertad de cultos, no ceda a chantajes inquisidores y medievales a lo Torquemada, y enseñe a los niños la educación sexual que no pueden enseñarles sus padres porque andan trabajando o son tan ignorantes como ellos en el tema.  Adelante. Y les recuerdo, que el gubernamental PLD habló mucho de liberación, y la mayor cadena, ay, es la ignorancia.

Si el PRD/PLD no han servido para hacer la revolución social prometida, que por lo menos tengan la dignidad de hacer la revolución de la educación, que es parte de ella, y como se sabe, junto con el amor (y sus ojos de diosa coronada, ay) inspira casi todo, incluida la esperanza.

Que predique desde todos los pulpitos de la ciencia, al macho ibérico que no entiende ya a esta nueva familia, a esta nueva mujer que no tiene dueño, aunque sí puede tener propiedad su corazón, pero desde el amor y el respeto.

Hay que apostar a la historia construyendo el futuro con decoro y dignidad, desde la educación.

A Juan Bosch le bastaron siete meses para convertirse en el Presidente moral de todos los dominicanos y de todos los gobiernos. Entonces, digamos a coro: La educación, joder, la educación. ¿Comprende, comprende?

El Nacional

La Voz de Todos