Opinión

El Bulevar de la vida

El Bulevar de la vida

“Él dijo a todas, hermanas, él dijo a todas”. Cuento popular.

Uno apoya las demandas por difamación e injuria de un ciudadano contra otro, para así defender su honor y su derecho a un buen nombre; pero eso, sí uno las apoya todas, todas.

Es bueno que se demande en los tribunales para que sean estos quienes decidan la veracidad o no de la difamación, y de paso, eviten el otro camino. El camino malo.

Hablo de que si usted puede difamarme y no puedo yo exigirle en los tribunales las pruebas que demuestren su afirmación, el otro camino que esto nos deja es la barbarie, el enfrentamiento a tiros o a batazos, justo y donde no debemos llegar. Siempre será preferible un tribunal a un hospital, a un cementerio o la cárcel.

Uno apoya y saluda todo sometimiento por difamación e injuria, pero sin importar el oficio de quien hace ese sometimiento.

Y es que el ejercicio del periodismo, como el de la política, o la función de empresario, no puede ser una  licencia para difamar sin las pruebas que demuestren lo afirmado; para decir lo que se quiera de quien se quiera o se odie, con pruebas o sin ellas, por simulada función patriótica, populismo/amarillismo político o periodístico; por labor libertaria o como forma de ganar votantes en unas elecciones u oyentes, lectores o televidentes, ante las publicitarias y los anunciantes. Es igual. Ni políticos ni periodistas tenemos ese  derecho.

Quien es un hombre o mujer, -periodista, empresario o político-, para hacer públicamente tales o cuales acusaciones o insultos, en un programa, en un periódico, en una sala de redacción o en una asamblea de un partido político, debe serlo también para demostrarlo en un tribunal y si no, para pagarlo en la cárcel.

Hablo de políticos y de empresarios, pero como no comparto cierto corporativismo periodístico mal comprendido, hablo también de periodistas. Y es que existe la inmunidad diplomática, no la inmunidad empresarial, ni la inmunidad política, ni tampoco la inmunidad periodística.

La ley es una e igual para todos. Para curas, empresarios, fontaneros, políticos y también para nosotros los periodistas.

Uno saluda las demandas por difamación e injuria, pero TODAS, TODAS.

El Nacional

La Voz de Todos