Opinión

El caso de los menores

El caso de los menores

Es alarmante el número de menores que diariamente comparecen a la Sala Penal del Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del Distrito Nacional, situado en la calle Pedro Livio Cedeño casi esquina Duarte.

 Jóvenes de entre 12 y 15 años, muchos de ellos con buena estatura y fuerte contextura, son conducidos al Tribunal por policías bien armados y celosos, temiendo que pueda ocurrir alguna fuga, como se ha reportado en el pasado.

 Hay diferencias  entre organismos de las Naciones Unidas, sectores representativos y voces autorizadas sobre la necesidad de reformar el Código para el sistema de protección a los derechos fundamentales de niños, niñas y adolescentes.  Unos se oponen y otros favorecen el cambio de varios artículos del Código del Menor, a los fines de imponer sanciones drásticas.

 El Código del Menor contiene sanciones que  recuerdan un período de la historia del derecho penal conocido como el de la Dulcificación de la Pena. Se llamaba así, porque no había una justa proporcionalidad entre la transgresión y el castigo.

 Urge reformar el Código de Protección a los Niños, Niñas y Adolescentes, para que los menores que cometan crímenes y actúen con discernimiento sean juzgados, como mayores  y reciban las sanciones estipuladas en el Código Penal.

 El año pasado, según cifras oficiales, los menores  estuvieron involucrados en 162 homicidios, una cifra alarmante.

 En los primeros nueve meses del año pasado, los menores condenados por homicidio superan los casos del 2009 en un 15.7%.

 El actual Código del Menor establece sanciones de 2 a 5 años para los menores acusados de acciones criminales.

Esta escala del mínimo y del máximo de la pena, resulta benigna y estimula al incremento de homicidios, violaciones sexuales, tráfico de drogas y otros delitos.

El Nacional

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