Opinión

El castigo

El castigo

Dice un refrán: “el que escupe para arriba en la cara le cae”. Asunto de línea roja. Según los cálculos de Naciones Unidas, el número de muertos en el conflicto civil en Siria llega a las 100 mil, los desplazados se cuentan por millones y los refugiados, que incluye a un millón de niños.

La línea roja parecería ser el límite. Y comenzaron a añadir adjetivos: humanitaria, guerra justa, a lo que simplemente es como todas, una guerra cruel. El informe de los inspectores Naciones Unidas solo tiene mandato para indicar si se usaron armas químicas. ¿A quién castigar? ¿Los 100 mil  muertos  no son inocentes?

 El gobierno sirio niega haber usado armas químicas y acusa a las fuerzas rebeldes con la denuncia de haber realizado el ataque y dicen  haber encontrado bidones con material tóxico en túneles usados por los rebeldes y así desencadenar una operación militar internacional. Rusia e Irán, aliados a  Asad, también culpan a los rebeldes.

A la llegada de los técnicos de la ONU para investigar, y luego de que el régimen mostrara un relativo éxito en recuperar territorios, ¿le conviene al régimen de Assad usar armas químicas después de que Barack Obama expresara que esa acción sería una línea roja o por el contrario su utilización  sería más conveniente para los rebeldes lograr el apoyo internacional en el conflicto sirio?

La línea roja se complica. La legalidad de la guerra y la santificación por la ONU no será posible al no contar con el voto de Rusia ni de China y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon advierte a Estados Unidos que “militarizar el conflicto sirio no ayuda a solventar el caso sirio, al contrario, resultaría en la desintegración del país árabe”.

Según la ONU, para invadir un país se necesita una autorización del Consejo de Seguridad o por legítima defensa. En el caso sirio, un veto de uno de los miembros del Consejo esa legalidad sería imposible. Obama se opuso al ataque en Irak y ahora cree que se ha cruzado la línea roja por él señalada y se ve obligado a la acción militar.

¿Una coalición internacional?

Dice Obama que su único objetivo es “dar una señal muy fuerte al régimen sirio de que no puede utilizar armas químicas”. No quiere participar en la guerra civil y solo piensa en ataques “limitados a medida” como castigo.

Parecería ser que esta vez, se trata de un asunto humanitario y de un nuevo adjetivo: de castigo. No en vano, lo dirige un premio Nobel de la Paz.

El Nacional

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