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El chavismo se convertirá en una doctrina humanista para los latinoamericanos

El chavismo se convertirá en una doctrina humanista para los latinoamericanos

Cuando un dirigente de alto carisma se deja sentir en los sueños y desvelos de la multitud hay pesadillas que huyen como las arpías que viven de la carroña y del despropósito.

La congregación que concita un líder con sus solas palabras es un misterio.

Es esta una fruición multiplicada por sus rasgos emocionales y por la idea de que se está ante  un tótem y una fuerza que parece emerger de un mundo recién descubierto.

El chavismo, como el socialismo, es un humanismo y una consecuencia directa e inmediata de centurias de postergación social e inequidad.

Es un estado de conciencia, no un mero lugar en la geografía política del mundo.

El legado de Chávez es en ese sentido, central. Es el decir haciendo, como quería Martí.

Nadie puede negar el impacto de su presencia que se extiende por toda América Latina y áreas lejanas del mundo.

Las reformas que trazó Chávez  perdurarán por mucho tiempo, décadas incluso.

Nicolás Maduro, es previsible, salvo el azar -aún cuando se agudicen las contradicciones de todo período electoral-,  que obtendrá una votación abrumadora, en recuerdo de Chávez.

El problema de las características de Chávez como gobernante no es de mera sintaxis: para quienes se favorecieron de las reformas fueron un deslumbramiento, casi lo inesperado. Para quienes se le oponen, manejados por el amo conocido, era un dictador intolerable, un déspota y un ilusionista.

Cualquiera que conozca un mínimo de política sabe que estas acusaciones no las creen ni siquiera sus patrocinadores.

Aguantaron esas masas irredentas todas las frustraciones, todo el desdén, toda la corrupción del poder mezquinizado, ejercido por décadas de democracia representativa sólo para sus detentadores.

El socialismo del siglo XXI de Chávez es un humanismo con todas las consecuencias del coraje personal y el compromiso inmediato con los pobres y desarrapados navegando en las orillas de un mar de petróleo que sólo sirvió para crear nuevas oligarquías cuyos personajes se iban a los lugares de ensueño a gastar  con impunidad y de forma obscena lo que pertenecía al pueblo.

El cambio de mentalidad gubernativa responsable impuesto por Chávez no podía agradar a los halcones del norte.

Ahí sus intereses estratégicos, que pasan por la Cuenca del Orinoco y se extienden hasta Wall Street se hallaban en “peligro” como si de una propiedad particular se tratara, no de un recurso cuyos beneficios deben llegar a las mayorías.

La democracia que se ha fomentado en esta región es caricaturesca y parte de la ausencia de lo esencial -aunque abunda en verbalizaciones inútiles- es la organicidad del mensaje, la presencialidad de la praxis.

Chávez estableció claramente esa diferenciación cuya inclusividad es inexcusable.

UN APUNTE

Maduro favorito

Maduro obtendrá una mayoría  extraordinaria de votos, en memoria

de Hugo Chávez.

 

El Nacional

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