Opinión

El clero y la vida

El clero y la vida

Se supone que nadie debe estar en contra del derecho a la vida y a la salud. Pero si usted es parapléjico, tiene un hijo o un familiar con la médula dañada o con alguna enfermedad cerebral lo más probable es, si vive en República Dominicana, que tenga que resignarse.

 Porque de la misma forma en que la Iglesia Católica consiguió que se criminalizara constitucionalmente todo tipo de aborto, incluso hasta los necesarios para salvar vidas, de esa misma manera impedirá que aquí se puedan utilizar células madre embrionarias para regenerar tejidos o devolverle la capacidad para moverse.

Con los mismos argumentos éticos, no científicos, la Iglesia Católica ha vuelto a interponerse en el camino de la ciencia al condenar como si se tratara de un crimen de lesa humanidad las investigaciones con células madre embrionarias.

Los argumentos han sido los mismos con que se opuso y condenó la fertilización in vitro, el procedimiento a través del cual han nacido y viven normalmente más de cuatro millones de seres humanos. Suerte que el presidente Barack Obama no se ha dejado torcer el brazo por católicos ni evangélicos en cuanto a los estudios biomédicos para tratar a personas condenadas a vivir en sillas de rueda por lesiones cerebrales o en la médula espinal.

Con el coraje que ha propiciado reformas en los poderosos sistemas sanitario y financiero ha marcado otro hito histórico al ganar el pulso judicial para que una firma experimente la cura de pacientes con células madre embrionarias. El costo electoral es lo que menos le ha importado  al despejarle el camino a la ciencia frente a las irracionales censuras morales de la religión.

En República Dominicana, los procedimientos  son imposibles si no cuentan con la bendición, no tanto de la Iglesia Católica, sino de figuras con tanta influencias en las decisiones de poder como el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Nada de ciencia.

El Nacional

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