Opinión

El club de los pendejos

El club de los pendejos

Hace unos tres lustros, el escritor venezolano Arturo Uslar Pietri auspició “la marcha de los pendejos”, la cual fue muy concurrida. Era una condena a la corrupción, prohijada por los partidos tradicionales, Acción Demócrata (los adecos) y Copei (socialcristianos).

 En nuestro país, los pendejos formamos un club que constituye la mayoría, que debemos pagar los platos rotos de los corruptos tradicionales, protegidos por  una impunidad repugnante.

 Ahora asistimos a una carrera lastimante, con la aprobación de la reforma fiscal, que busca tapar un gran déficit ascendente a 187 mil millones de pesos, producto de la corruptela y el dispendio de los fondos públicos durante el primer semestre del año.

 Los verdaderos responsables del déficit fiscal están blindados por la fuerza avasallante del PLD, que domina los poderes públicos, principalmente el estamento judicial. Los pendejos, desprotegidos por el gobierno, tenemos que pagar los dineros que se robaron quienes estaban al frente de la cosa pública.

 Al parecer, el presidente Danilo Medina nada asimiló de la visita que, siendo candidato, hizo a Brasil. En esa nación, siete exministros fueron sometidos por cometer actos dolosos. Tres de ellos fueron condenados a penas criminales. Además, un ex senador guarda prisión hace más de 4 años, y devolvió al Estado 4 millones de dólares que les robó a sus conciudadanos.

La corrupción en nuestro terruño sigue siendo apadrinada por las autoridades. Y los pendejos criollos tenemos que sufrir los embates de los pagos tributarios.

 El intelectual, Andrés L. Mateo, definió a los pendejos así: “Son históricamente, quienes nunca se han aprovechado de la riqueza pública. Son seres de buena fe descendidos de otro universo que alimentaron la manía sacrosanta de recordar el catecismo cuando las briznas de la tentación les nubló el pensamiento…” (Al filo de la dominicanidad, p.65, 1966)

 

El Nacional

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