A propósito de 62 años de fundación, soy de las personas que consideran al Movimiento Popular Dominicano (MPD) como la más alta expresión de lucha y sacrificio en el país durante el período 1966-1978.
Con justicia, los analistas de esa época saben que el MPD fue vital para encausar la lucha contra el despótico y sangriento régimen de Joaquín Balaguer.
El acertado desafío a la represión y al no cumplimiento de las reivindicaciones sociales del pueblo, hicieron que la población viera en los dirigentes, militantes, simpatizantes y amigos emepedeístas a sus verdaderos líderes del combate al gobierno balaguerista.
Tal como lo llevaron a cabo sus predecesores de los tiempos de la dictadura trujillistas, quienes estuvieron en el interregno 1966-78 supieron luchar en los pueblos y campos contra la violación de los Derechos Humanos y el irrespeto a la Constitución.
Debido a ese convencimiento, líderes de diferentes niveles ofrendaron sus vidas, junto a otros combatientes revolucionarios, a fin de terminar con esa dictadura.
Consciente de esa labor, hoy me inclino reverente para honrar la memoria de los hombres y mujeres que fueron capaces de sacrificar todo para ser hoy ejemplos de lucha.
En ese sentido, cabe mencionar a Maximiliano Gómez (El Moreno), Amín Abel Hasbún, Otto Morales, Jorge Puello Soriano (El Men), Julio De Peña Valdez, Hilda Gautreaux,Onelio Espaillat, Lorenzo Vargas y Flavio Suero.
Asimismo, Luis Naut, Juan Castro Arias, Héctor Fabal, Freddy Sosa, Angel Rincón, Juan Bautista Polanco (Memelo), Hilda Barinas y Juan Carlos Erickson, entre otros.
Ellos fueron instrumentos circunstanciales para que no perdamos el camino y luchemos por un país en donde imperen los Derechos Humanos.
