El vertedero de Duquesa se ha convertido en la manzana de la discordia de los últimos tiempos. Intereses diversos han aflorados tras la disputa por el control de la basura que generan los habitantes de tres municipios.
La contaminación ambiental y los daños a la salud de más de tres millones de personas en Santo Domingo y el Distrito Nacional, a la intervención urgente de las autoridades municipales, de salud o ambiental.
La realidad es que el vertedero de Duquesa, más que un relleno sanitario funciona como un depósito de basura a cielo abierto, sin el más mínimo control técnico.
Las imágenes que recibimos en las redacciones de los medios de comunicación sobre el manejo de Duquesa son desgarradoras. Cientos de personas, incluyendo niños se confunden con la basura en busca de algo de valor, mientras las lluvias provocan el mayor daño al ambiente.
No tengo dudas de que la decisión del cabildo de Santo Domingo Norte de intervenir el vertedero fue una decisión atinada en la presente coyuntura.
Sin embargo, el país sabe que ninguno de los cabildos, y menos ese, dispone de los recursos ni la capacidad técnica para manejar un vertedero que recibe miles de toneladas diarias de desechos sólidos.
Haciendo una revisión al contrato entre el ayuntamiento de Santo Domingo Norte y la empresa Lajun, en el año 2007, es fácil notar que seis años después, es casi nada lo que esa empresa ha realizado para convertir el vertedero en un relleno sanitario con las normativas ambientales internacionales.
Lo que conviene a los munícipes de la capital es que para el manejo de ese vertedero debe convocarse a una licitación internacional, a fin de que se escoja a una empresa con experiencia en el manejo de desechos sólidos y rellenos sanitarios.
Sería conveniente que las autoridades se aseguren de que la empresa contratada haya manejado o maneje en el presente vertederos similares al de Duquesa en otra parte del mundo, así como que disponga de los equipos y recursos necesarios para realizar una eficiente labor.
