Cuando niño siempre me atrajo la naturaleza, observaba con detenimiento aquellos documentales que mostraban casi siempre el Parque Nacional Serengueti, tiempos de aprendizaje entre el colegio y la televisión.
No existía Discovery o Animal Planet, sin embargo el canal estatal nos daba la oportunidad de viajar y conocer desiertos, montañas, mares, animales, etc.
Pero algo que no recuerdo es que se hablara de extinción de especies y sus consecuencias y en especial del costo o precio que representa al ser humano la desaparición de una especie animal o incluso de la flora o incluso de los arrecifes de coral.
Probablemente la problemática no era tan marcada o investigada como hoy día la humanidad tiene de conocer esos detalles. Sin embargo me preocupaba cuando visitaba el zoológico Bararida de mi querida Barquisimeto en Venezuela, las condiciones de los animales y como habrían hecho para traerlos desde sus habitats naturales.
Ver el mismo animales como el Ñu o la misma Cebra que solo por televisión sabia de su existencia, o una jirafa, rinocerontes hipopótamos, leones, tigres, etc. era algo asombroso.
Jamás podría imaginar que el rinoceronte, cualquiera de la variedad que existen, podrían estar en peligro de desaparecer de la Tierra por acción del ser humano, el mismo que los grababa y realizaba documentales para educar.
Con el tiempo fui comprendiendo mas, comprendí que existen personas que matan animales por diversión, deportes, colección, necesidad, alimentación etc.
Poco a poco entendí que la vanidad podía mas que la sensatez, al observar como se matan focas bebes para confeccionar abrigos con sus pieles, o simplemente se cazan ballenas con fines científicos.
O se matan animales porque se cree que algunas de las partes de sus cuerpos contiene propiedades afrodisíacas y así es que se ha logrado obtener la triste estadística de que hay poblaciones de cientos de animales ya en estado critico, es decir a punto de desaparecer.
Afortunadamente existen organismos que aportan recursos (dinero) para apoyar programas de investigación que van desde la identificación de una especie, el conteo de la población de la misma dentro de su hábitat, como, cuando y donde se reproducen, todo con el fin de poder preservar esas especies que son necesarias para mantener el equilibrio de la naturaleza, esa misma que provee de alimento al ser humano.
De acuerdo a un informe presentado hace poco por el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de Estados Unidos, las tortugas, los gorilas y los elefantes figuran entre los beneficiarios de las donaciones por 1,5 millón de dólares de un fondo para la conservación internacional.
Y no solo eso, además se espera que la concesión monetaria, hecha a través de los programas del servicio para especies multinacionales Fauna Silvestre sin Fronteras, logre atraer otros 2,3 millones de dólares en donaciones adicionales para ayudar a la vida silvestre en 30 países al combatir las amenazas como la caza ilegal, el tráfico ilegal, pérdida de hábitat y enfermedades.
Toda una tarea titánica de preservación de especies animales, estos recursos son aportados por organismos que realizan campañas de recolección de dinero que se necesita para cubrir gastos de contratación de personal especializado, transporte, material gastable, compra de equipos tales como cámaras fotográficas, vehículos, computadoras, aparatos de medición, etc.
Un ejemplo de conservación lo constituye la donación del Fondo de Conservación de la Tortuga Marina que apoyará a una coalición ONGs en Cabo Verde para mejorar los esfuerzos para proteger los nidos de tortugas, que son víctimas de la cacería ilegal y es que hasta el 25 por ciento de las hembras son muertas cada año en los nidales.
Es así como también se invierte en la vida de especie animales que benefician de una u otra forma a la existencia del ser humano.
